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La vivienda, última factura sin pagar

Casi 1,4 millones de parados sobreviven con subsidios de menos de 500 euros

El drama social del paro no remite. Aunque, según el Gobierno, la pérdida de empleos está cerca de tocar techo, los datos del Ministerio de Trabajo señalan que ya hay más perceptores de subsidios que de prestaciones contributivas. Esa situación recorta los ingresos medios y condiciona la recuperación del consumo.

Aunque la recesión quedó atrás hace tres trimestres y la actividad puja por salir del pozo, la cara más amarga de la crisis económica se recrudece. Según los datos recién publicados por el Ministerio de Trabajo, hasta 1.366.819 desempleados cobraron en septiembre un subsidio del Estado, que por término medio les reportó 486 euros. Por primera vez desde que se mantienen registros, las prestaciones asistenciales (50,03%) superaron en ese periodo a las contributivas.

El grupo de los subsidiados está formado por perceptores que no han llegado a cotizar un año completo, además de quienes han agotado ya su prestación contributiva y tienen cargas familiares o no disponen de renta alternativa, que son los beneficiarios de la famosa renta de 426 euros durante seis meses. Pues bien: los subsidios han crecido un 49% en el último año, debido a que muchas de las personas que conocieron el desempleo en los albores de la crisis (a principios de 2008) han agotado ya los dos años de prestación contributiva.

En sentido contrario se mueve el grueso de perceptores del seguro de paro: en el último año, el número de beneficiarios de prestación contributiva se redujo en un 12,8%, hasta situarse en 1.365.226 personas. Por término medio, cada una de ellas ingresa 845,5 euros al mes, una cantidad que también se ha reducido en los últimos dos años.

La distinta evolución de estas dos figuras no tiene únicamente consecuencias sociales. La consecución de una tímida recuperación económica en los próximos trimestres se basa en la recuperación del consumo, que aporta alrededor de dos terceras partes de la actividad. Pero el aumento del paro y la reducción de las prestaciones recibidas por los desempleados están llevando a una minoración de la renta disponible, la variable más determinante del gasto familiar.

Hogares sin ingresos

La última memoria de Cáritas, una organización no gubernamental dependiente de la Iglesia Católica, calcula que hay casi 300.000 hogares que sobreviven sin ningún tipo de ingreso. Según la última Encuesta de Población Activa, el número de familias en los que no trabaja ninguno de sus miembros asciende a 1.292.300.

Por su parte, la Encuesta de Condiciones de Vida, también elaborada por el INE, sitúa la tasa de pobreza relativa en el 20,8% de la población. Lógicamente, esa medida no tienen nada que ver con la que utilizan instituciones como la ONU, que contemplan ingresos inferiores a uno o dos dólares al día; se trata de un concepto estadístico que mide desviaciones respecto a ingresos medios del país. Por tramos de edad, los mayores niveles de pobreza se concentran entre las personas mayores de 65 años.

El fuerte deterioro del mercado laboral ha llevado a que casi uno de cada tres hogares lleguen a fin de mes con dificultad (el 13,4% del total, con mucha dificultad), un porcentaje prácticamente idéntico al del año pasado. Esas penurias se traducen en que el 39,7% no puede permitirse vacaciones de al menos una semana al año y el 36,7% no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos. Aunque ha avanzado más de dos puntos en dos años, el porcentaje de los que se retrasan en pagos relacionados con la vivienda principal se limita todavía al 7,7%.

Presupuesto asistencial al alza

El proyecto de Presupuestos del Servicio Público de Empleo Estatal para 2011 contempla una reducción del 1,7%, hasta situarse en 38.201 millones de euros. Pero su reparto presenta modificaciones notables, que agudizan la senda ya dibujada. Así, el pago de prestaciones contributivas absorberá 20.929 millones, un 15% menos que este año. En cambio, el gasto en subsidios se disparará un 64,4%, hasta alcanzar los 7.781 millones de euros. Trabajo contempla así un futuro próximo en el que millones de personas que entraron en el desempleo entre la segunda mitad de 2008 y la primera de 2009 (la fase más aguda de la crisis) perderán su derecho a la prestación contributiva, y engrosarán las filas de los subsidiados.

La economía sumergida como tabla de salvación

La escuálida renta de menos de 500 euros que perciben los beneficiarios de subsidio no ocupa el cénit de la precariedad. Un escalón más arriba se encuentran los desempleados que no perciben ningún tipo de ingreso formal. La contabilidad varía según la referencia que se adopte, pero debe partir de los 2.893.186 de beneficiarios de prestaciones de septiembre. Según los datos del Servicio Público de Empleo Estatal, el número de parados alcanzó ese mes las 4.085.976 personas, lo que deja el saldo de no perceptores en 1.192.790. Si se toma como base la Encuesta de Población Activa, elaborada por el INE, los desempleados suman 4.574.700, con lo que habría 1.681.514 personas que, por no haber trabajado nunca, no haber cotizado lo suficiente o haber agotado el subsidio, no tienen ningún ingreso formal. Su supervivencia depende ya de las ayudas familiares, la asunción de deudas leoninas, las ayudas municipales o autonómicas y, en la mayor parte de los casos, del trampeo de la economía sumergida. Distintos cálculos sitúan la importancia de esta última alrededor del 20% del PIB.

Las cifras

49% es el incremento del número de perceptores de subsidios por desempleo en el último año.20,8% es el porcentaje de pobreza relativa en España. El grueso de la misma se concentra en los mayores de 65 años.1,2 millones de activos no perciben ningún ingreso, por no haber cotizado lo suficiente o haber agotado el subsidio.

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