La reputación online de los despachos profesionales
El prestigio y la buena reputación son los pilares en los que se basa la credibilidad de un buen profesional.
Es probable que usted siempre haya considerado imprescindible que su apariencia, la de su despacho y colaboradores así como lo que "se sabe" de usted en sociedad sea lo mejor. Seguramente por ello usted y su firma son reputados profesionales del sector.
También es imprescindible, para mantener su prestigio profesional, que la comunicación en sus relaciones sea idónea. Comunicarse correctamente es la base de los buenos negocios. Nadie confiaría en un profesional cuya comunicación, imagen o actitud dejaran que desear. Por ello miramos muy bien con quien hacemos tratos, quienes son nuestros clientes y quienes nuestros proveedores.
Hasta ahora, "gestionar" nuestra imagen era "relativamente fácil" pues teníamos controlado nuestro entorno, pero se inventó Internet.
Aparecen las webs corporativas que se hacen a nuestra medida y pueden seguir siendo parte de nuestro "entorno controlado". Más tarde surgen los blogs, los foros, las redes sociales, y esos nuevos espacios de relación, donde se mezclan con la empresa personas que pueden ser a la vez clientes, proveedores, competencia, socios, empleados, y un largo etcétera de "personalidades virtuales".
Fíjese que hemos dicho "personalidades", que no personas, pues cada cual es en la red un personaje distinto del que es en la realidad. Por lo tanto tiene una nueva imagen y, sobretodo, una nueva reputación que debe salvaguardar. Dentro de un blog o de una red social nadie sabe si uno está escribiendo desde un lujoso despacho o desde el sofá de casa, o si lleva un traje de marca o viste en tejanos. La reputación online nos la ganamos con lo que escribimos y colgamos en la red y lo que es peor, con lo que escriben o cuelgan los demás, incluyendo a la competencia, los propios empleados, e incluso a la familia.
Lo cierto es que mantener una buena reputación online es una ardua tarea, incluso para las personas, y si no que se lo expliquen a cierta mutua de seguros, cuyo comercial llamó a un conocido mío, ofreciéndole sus servicios y asegurándole que pertenecía a una entidad seria y formal. Mientras el comercial explicaba las múltiples bondades y la integridad de su compañía, a quien le escuchaba se le ocurrió teclear su nombre en un popular buscador (algo que cada vez hace más gente para saber con quién hablan). Así, descubrió las fotos poco adecuadas que había colgado un amigo del comercial en una conocida red social. ¿Usted piensa que se puede creer a alguien que te asegura seriedad, si mientras tanto le está viendo en actitudes poco "decorosas", por no decir "ridículas"?
La Mutua de Seguros nunca sabrá por qué mi conocido no es su cliente. Es posible que ni el comercial mismo lo sepa, pues las fotos ni siquiera las colgó él en la red. Lo que está claro es que, si controlar la propia reputación online ya es difícil, hacerlo con la de un despacho profesional es aún más complicado. Estamos expuestos a que cualquiera, aprovechando la posibilidad de esconder su verdadera identidad, arremeta contra nuestra firma por cualquier motivo. Este tipo de informaciones están al alcance de toda la comunidad virtual, es decir millones de personas y posibles clientes. Por ello, gestionarlas es vital para la imagen del despacho.
La gestión de la reputación online de un despacho profesional requiere de una formación y unas directrices muy específicas. Los códigos de conducta son imprescindibles a todos los niveles. Además, se hace necesario un control continuo y exhaustivo de la presencia en la red de todos sus miembros.
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