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Columna
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Un 'trick-or-treat' para el mercado

Halloween puede haberse terminado, pero los mercados siguen esperando un caramelo esta semana. Es probable que la puerta del Banco de Inglaterra se cierre de un portazo. El crecimiento de la semana pasada era demasiado bueno. Muchos demócratas pueden recibir hoy un jarro de agua fría. Los inversores esperan un convite de la Reserva Federal, pero el juego del Banco Central es peligroso, porque necesita del mercado y no puede decepcionar.

Se espera que la Fed reparta las golosinas en su declaración del miércoles. Después de esto, el entusiasmo dependerá de la política, ya que se espera que los demócratas pierdan el control de la Cámara, y sufran pérdidas en el Senado. La Administración de Obama ya ha jugado su papel en la batalla para exorcizar el pasado fantasma de la depresión. A menos que la economía empeore, el Gobierno tiene aún un poco de estómago para más estímulos económicos.

La responsabilidad de esto descansa en Ben Bernanke, el mago monetario de la Fed, que ya ha manifestado sus intenciones. Su regalo puede ser la impresión de más dinero mediante la compra de activos financieros, tal vez en alrededor de 100.000 millones de dólares o algo así por mes. Los mercados han hecho fiesta desde que Bernanke sugirió a finales de septiembre que iba a agitar su varita mágica otra vez. Los bonos del Tesoro se han situado en un nivel más alto, y también lo han hecho las acciones. Las materias primas se han desplomado ta y como los mercados globales han abrazado el riesgo. Pero la Fed necesita también al mercado. El hundimiento de las acciones y un mercado de vivienda aún en malas condiciones pueden arrastrar a la economía a la baja. La confianza de los consumidores depende en parte de los valores de las acciones, que se convierten en la riqueza de los hogares.

La Fed no puede dejar de ser generosa. Un truco sería demasiado costoso. Los mercados seguirán dependiendo de los bancos centrales hasta que EE UU y la economía global sustituyan la fabricación de dinero por el crecimiento real de la economía.

Ian Campbell

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