Rousseff reproduce a Lula y promete continuidad en Brasil
La presidenta electa plantea, tras ganar las elecciones, más demanda interior, cohesión social y apertura al exterior.
Será la primera presidenta de la historia de la democracia brasileña. Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, obtuvo el domingo una victoria cantada en las elecciones presidenciales gracias al baño de popularidad que su mentor, Luiz Inácio Lula da Silva, le ha dejado en herencia. Pero sobre todo, el tándem Dilma-Lula sedujo al electorado de Brasil con su promesa de continuidad económica. Al igual que Lula, "Rousseff seguirá el diseño constituido en la presidencia de Fernando Henrique Cardoso", afirma desde São Paulo, Samuel Abreu, profesor de Economía de la Fundación Getulio Vargas (FGV), uno de los grandes servicios de estudios financieros del país. Y es que parte de la estrella de Lula y su amplio prestigio han residido, precisamente, en la profundización de las políticas de Cardoso.
"La principal diferencia con épocas pasadas es la sostenibilidad de la economía brasileña", añade Sebastián Royo desde Washington, decano de la Universidad de Suffolk. "No hay atajos. De un lado, se alinean las políticas macroeconómicas: pragmatismo tanto a nivel macro como micro. Del otro, control de la inflación y el déficit. Ahí reside la clave del éxito".
Y en ese sentido, Rousseff no ha tardado en anunciar sus compromisos. El primero de ellos, "la igualdad entre hombres y mujeres". El segundo, "no descansar mientras haya hambre y niños pobres abandonados a su suerte". Pero sobre todo, "ayudar al país en el trabajo de superar el abismo que separa a Brasil de ser un país desarrollado".
La educación el control de los precios y un mayor peso en el exterior, entre los retos
Crecimiento y reducción de la pobreza
"La economía brasileña cerrará 2010 en torno al 7,8% del PIB. Pero a partir del próximo año las tasas de crecimiento se situarán alrededor del 5%. Brasil no tiene potencial para crecer más allá", afirma Carlos López Galán, director financiero del Banco Santander. La capacidad de crecimiento del país de la samba se enfrenta aún a serias dificultades: "mejorar la calidad del gasto público, simplificar y atenuar el sistema fiscal, la mejora de los sistemas públicos". La presidenta electa enumeró en su primer discurso tras el escrutinio, los principales quistes económicos contra los que esta nación emergente debe luchar.
Es importante el desarrollo de "un mercado propio" en un momento de apuros para las principales economías del mundo, afirmó Rousseff. La baja capacidad de ahorro de las familias sigue siendo una asignatura pendiente: "el ahorro en Brasil es muy bajo. Y eso explica a su vez, que la tasa Selic (tipo de interés) sea tan alto", apunta Samuel Abreu de la FGV. Un problema que incide de lleno "en la baja tasa de inversión situada en torno al 9% del PIB".
"Seguiremos luchando por la amplitud de todas las relaciones comerciales. Contra el proteccionismo y para acabar con la guerra cambiaria que hay en el mundo", declaró la presidenta electa en alusión a la apreciación del real que está menoscabando el potencial exportador del país. Brasil es una economía relativamente cerrada con una tasa de apertura comercial baja que ha ido abriéndose paulatinamente en los últimos años, aseguran los expertos consultados.
El país buscará también "el desarrollo a largo plazo de tasas sociales sostenibles". Unas palabras que apuntan directamente a las políticas de redistribución de renta de Lula y que presentan un impresionante currículum: alrededor de 23 millones de personas engrosaron las filas de la denominada clase C (medio-baja). Pero el objetivo de "erradicar la pobreza" es inmenso: 53 millones de personas en 2009, de los cuales, 13 millones en la miseria más absoluta. El reto lo es también para la educación: lograr que el 33% de la población finalice sus estudios primarios. Brasil se compromete además a crear "empleo, distribuir la renta, una vivienda digna y la paz social".
Empresas españolas
Las empresas españolas con éxito en Brasil están también familiarizadas con algunas de las dificultades del país: "un entramado fiscal y laboral difícil y complejo con el que se debe tener paciencia", apunta López, del Santander Brasil. Pero tanto expertos como empresarios anotan muchas otras dificultades. Alberto Encinas, presidente de Gomes da Costa, resalta otro problema en un momento en el que el gigante latinoamericano registra una tasa de desempleo en mínimos históricos: "detectamos una creciente escasez de mano de obra, tanto cualificada como no cualificada".
Pero todos señalan una gran culpable, endémico en Latinoamérica: "la corrupción". La palabra habla por sí sola, según el profesor Royo. "Un verdadero problema", añade Antonio Garrigues Walker desde México. "Existe una tolerancia irresponsable con respecto a los políticos corruptos que ganan elecciones sin problema". Y la única fuerza capaz de parar la podredumbre que se infiltra en algunos estratos políticos es la sociedad civil: "sólo ésta podría denunciar con fuerza estos desmanes y promover una regeneración ética porque el estamento político no tiene interés en hacer. La recién llegada al liderato político no olvidó mencionarlo en su discurso: "respaldaré los órganos de control y fiscalización sin perseguir a adversarios o proteger a los amigos".
Mejora de las infraestructuras
La presidenta anunció también la necesidad de "establecer reglas mucho más claras y cuidadosas" en lo multilateral. Un mensaje que bien puede dirigirse al corazón de la inversión extranjera directa y el Plan de Aceleración de Crecimiento (PAC). Un ambicioso programa pergeñado en 2007, en la propia Casa Civil de Dilma Rousseff, apunta José Manuel Massó, consultor y antiguo alto directivo de una compañía en Brasil. Y "eso está abriendo muchas oportunidades para las empresas españolas: en infraestructuras -aeropuertos, puertos, ferrocarril, energías renovables y petróleo-, en diferentes procesos de licitación, como también en construcción, como por ejemplo, con el desarrollo de viviendas sociales con el programa mi casa, mi vida", sigue Massó.
"El mercado brasileño se mueve", confirma Tomás González, presidente de la Cámara de Comercio Brasil-España. Muchas compañías españolas ya están allí cosechando éxito: Telefónica, Banco Santander, Iberdrola, Prisa -editora de CincoDías-, Repsol o Isolux, son buen ejemplo de ello. El PAC, un paquete presupuestario de 565.000 millones de euros para inversiones públicas y privadas que busca paliar la falta de infraestructuras en el país, supone ahora una importante oportunidad para las empresas españolas que busquen implantarse allí.
La pupila de Lula tomará posesión de su cargo el 1 de enero. Hasta entonces, Rousseff se irá habituando a sus responsabilidades: acudirá a la reunión del G-20 este mes, acompañando a Lula. Allí, Brasil reclamará un espacio creciente en los organismos económicos y un orden internacional "más justo".
Banco Santander Brasil. La entidad potencia la marca más que nunca
La marca del banco dará un golpe de efecto este mes, revela a CincoDías Carlos López Galán, director financiero de la entidad en el país sudamericano. Santander Brasil imprimirá su marca en todas las sucursales del Banco Real -adquirido en 2007- repartidas por el país. Un reflejo de la importancia que el gigante latinoamericano supone para un grupo donde aporta ya el 22% de los beneficios netos y que "seguirá ganando espacio".El banco está entre los cinco principales de un mercado "infrabancarizado": en comparación con Europa, el número de personas activas es infinitamente mayor. Eso hace posible que cuando entren en la economía formal y demanden, se cree un círculo virtuoso". La compra del Banco Real, además, "nos permite captar sinergias en tres ámbitos: geográfico, de producto y para llegar a las rentas altas, la llamada banca personal", explica López. "Es bueno entrar con socio local. No se puede venir con una visión de oportunismo porque el consumidor brasileño es exigente y sabe diferenciar entre una empresa que le ofrece alto valor añadido y otra que no".
Pequeñas y medianas empresas. La región 'nordestina', ocasión para las pymes
"El mercado interno es tremendo", reconoce José Joaquín Collazos, presidente de Editec, una pyme dedicada a la construcción, en trámites para implantarse en Brasil. "Allí están surgiendo oportunidades como los Juegos Olímpicos o el Mundial de fútbol. Una gran ocasión para empresas de infraestructuras como nosotros que trabajamos con equipación de edificios, saneamientos y aguas residuales". Corren tiempos duros y las pymes miran al exterior.La pregunta es, por tanto, ¿dónde ubicarse? Editec lo tiene claro, en la región nordestina: Río de Janeiro y São Paulo son mercados para empresas con más dimensión. A finales de año, una delegación ya estará operando en Natal, en el estado de Río Grande do Norte, o Fortaleza, en Ceará.
Grupo Calvo. La fiscalidad, cuestión de vida o muerte
"Un mercado de oportunidades. Aún no maduro", afirma Alberto Encinas, presidente de Gomes da Costa, del grupo español Calvo y una de las conserveras más grandes del mundo.El tamaño descomunal de Brasil fue lo que más les llamó la atención: "casi 200 millones de consumidores, con una clase media incipiente". Una "masa crítica" que da lugar a grandes oportunidades pero también a grandes desafíos, advierte Encinas.La recomendación de Gomes da Costa a las empresas españolas con la mirada puesta en el gigante latinoamericano es concreta: "es mucho más fácil entrar con un socio local. Y sobre todo, contar con un buen asesor fiscal. Eso hace que una empresa sea viable o inviable. La variable impositiva es la variable de negocio", sentencia. Desde la experiencia de Calvo en Brasil, Encinas concluye que en el país existe todo un abanico de complejos tributos derivados de la estructura federal del país: "los Estados juegan con ciertos impuestos para incentivar a las empresas a invertir en sus territorios y eso ha desatado una guerra fiscal".
Icex. El desafío de salvar la burocracia
Brasil no es una moda, es una realidad. Pero tampoco "es llegar y besar el santo", advierte Inés Menéndez de Luarca, consejera económica de la oficina comercial de Icex en São Paulo. "Es un mercado que exige trabajar duramente y plantea una serie de desafíos como la burocracia. Es fundamental estar bien asesorado".Con todo, las oportunidades de este país son colosales. ¿Por qué? "200 millones de habitantes y el tamaño de dos Europas juntas". Primero lo hicieron las grandes compañías, pero ahora le ha llegado el momento a las pymes: "desde 2009, la demanda de empresas españolas que solicitan información y contactos va en aumento. Un reflejo de la nueva vocación internacional de muchas compañías".
Las cifras
87.000 millones de euros ha invertido la UE en el gigante latinoamericano desde 2007.1,3% fue la subida del Bovespa, índice bursátil de São Paulo, tras las elecciones presidenciales.