Un Pacto de Estabildad contra España pero sin España
Países grandes (Alemania) y pequeños (Eslovenia). Del norte (Finlandia) y del sur (Chipre). Del este (Polonia) y del oeste (Holanda). Veteranos del euro (Italia o Francia)o a punto de estrenarlo (Estonia). Hasta los alérgicos a la moneda única (como Reino Unido o Dinamarca) han contribuido por escrito al proyecto de reforma del Pacto de Estabilidad que, previsiblemente, convalidará el viernes la cumbre europea que mañana arranca en Bruselas.
España, en cambio, no se ha molestado en presentar ninguna aportación formal, a pesar de que la tercera versión del Pacto, según la Comisión Europea, apunta directamente contra ella.
En total han sido 23 contribuciones desde que el 21 de mayo se reunió por primera vez el Grupo de Trabajo encargado de la reforma del Pacto, con presencia de los ministros de Economía de la UE y bajo la dirección de Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo.
El país más activo ha sido Alemania, cuyo ministro, Wolfgang Schäuble, ha tutelado con tres documentos el anunciado endurecimiento del Pacto.
El activismo de Schäuble contrasta con la pasividad de la ministra española, Elena Salgado, que ha asistido a las seis reuniones del Grupo de Trabajo, pero no ha entregado ninguna posición oficial por escrito, según el listado incluido en el Informe que Van Rompuy presentará mañana a los 27 líderes europeos.
La aparente resignación de Salgado llama la atención porque uno de los objetivos de la reforma, según martillean continuamente las instituciones comunitarias, es "evitar que se repitan casos como el de Irlanda o España", dos países que incubaron graves desequilibrios macroeconómicos mientras presentaban una factura presupuestaria supuestamente impecable.
En descargo del Gobierno español cabe reseñar que su influencia en el Grupo sí se ha dejado sentir. Y que el Informe final reconoce (punto 39), en línea con las reivindicaciones de Madrid, que la corrección de un de un desequilibrio económico (falta de competitividad, burbujas inmobiliarias, etc.) suele requerir un largo plazo de tiempo, eximente que la UE tomará en cuenta a la hora de aplicar posibles sanciones. También hay que señalar que, según las fuentes consultadas, la mayoría de las contribuciones presentadas, salvo las alemanas, se han tomado a título de inventario.
Aún así, resulta sorprendente que en uno de los asuntos más trascendentales de la agenda comunitaria post-crisis, "España ni esté ni se la espere", como retrató Xavier Vidal-Foch.
Vídeo: Ajo y agua, de La Pegatina.