Bankinter toma posiciones
Es opinión unánime entre los ejecutivos de banca que la reordenación del sistema financiero español no ha hecho nada más que empezar. Hasta ahora, los movimientos se han circunscrito, al margen de la operación entre Sabadell y Guipuzcoano, al ámbito de las cajas de ahorros que, estrechamente tuteladas por el Banco de España y el Ministerio de Economía, están inmersas en un drástico ajuste de número, de capacidad y de plantilla. Pero los cambios seguirán. La banca nacional continúa estando sobredimensionada en un terreno de juego cada vez más pequeño, debido a la crisis, en el que la lucha es a muerte, como muestra la durísima guerra del pasivo que se desencadenó hace unos meses. Es en este contexto donde hay que situar los cambios anunciados ayer por Bankinter. La entidad, fundada en 1965 por la familia Botín, ha dado un golpe de timón y ha puesto rumbo a la segunda oleada de fusiones, compras y ventas que se avecina, tanto en el segmento de las cajas como en el de la banca mediana. Y para dirigir la travesía ha puesto al frente a María Dolores Dancausa como consejera delegada y a Alfonso Botín, hijo de Jaime Botín, como vicepresidente ejecutivo con competencias directas sobre dos áreas clave para el futuro de la entidad: riesgo y estrategia. La partida está en macha.