Trinidad Jiménez pasa a Exteriores y refuerza su posición tras perder las primarias
La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, sale reforzada en la nueva remodelación del Gobierno al hacerse cargo del Ministerio de Asuntos Exteriores, tras apenas año y medio al frente de Sanidad y pocos días después de perder las elecciones primarias en Madrid.
Trinidad Jiménez García-Herrera nació en Málaga hace 48 años y lleva más de la mitad de ellos en política. "Trini", como es conocida en el mundo de la política, se afilió al PSOE en 1984 tras asumir que su verdadera vocación era la política. Es licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y la judicatura es la arraigada y tradicional vocación profesional familiar.
Afín al equipo de confianza más próximo al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, ayudó a éste a alcanzar el liderazgo del partido en el año 2000. Esta cercanía la convirtió en "ministrable" desde que Zapatero llegó a La Moncloa en 2004. Sin embargo, hasta abril de 2009 no fue nombrada ministra de Sanidad y Política Social, tras tres años al frente de la Secretaría de Estado para Iberoamérica.
A principios de octubre de este año, Jiménez vio malogrado su intento de volver a la política madrileña, a la que estuvo vinculada varios años antes de dar el salto a la nacional. A pesar de ser la apuesta de Zapatero, no logró vencer al secretario general del PSM, Tomás Gómez, en las primarias para ser candidata a la Presidencia de la Comunidad de Madrid.
Al frente del Ministerio de Sanidad, Jiménez debió afrontar, casi sin tregua y nada más llegar al cargo, la crisis provocada por la gripe A (H1N1); ha gestionado la venta sin receta en las farmacias de la píldora del día después y la aplicación de la Ley de Dependencia. Y abandona el ministerio precisamente el mismo día que la Comisión de Sanidad del Congreso va a aprobar uno de los retos más importantes de la legislatura: la reforma de la ley antitabaco, que prohíbe fumar en todos los lugares públicos cerrados.
Vinculada al PSOE desde 1984, ha ocupado varios cargos orgánicos en el partido, entre ellos la Secretaría de Política Internacional, pero su principal valor ha sido la disposición a ocupar el puesto que el partido le ha encomendado en cada momento. Así, compitió con Alberto Ruiz-Gallardón por la Alcaldía de Madrid en 2003 aunque no evitó una contundente derrota, pero permaneció como portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de la capital hasta que en 2006 fue llamada para ocuparse de la Secretaría de Estado para Iberoamérica.
Su proximidad, su naturalidad y simpatía, y su ya célebre "chupa" de cuero negro, fueron tarjeta de presentación en Madrid, donde trató de imponer un estilo propio y personal, caracterizado por estar casi a diario a pie de calle, desde la que volcó sus críticas a las obras "faraónicas" de Ruiz-Gallardón.