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Oliver Stone. Director de cine

"Los 80 fueron peccata minuta para lo que hizo luego la banca"

El responsable de clásicos contemporáneos como Platoon, JFK o Asesinos natos visitó España para presentar su nueva película, Wall Street: el dinero nunca duerme, en lo que supone la primera ocasión en que continúa uno de sus éxitos previos.

"Los 80 fueron peccata minuta para lo que hizo luego la banca"
"Los 80 fueron peccata minuta para lo que hizo luego la banca"CINCO DÍAS

Después de retratar en sucesivos documentales a Fidel Castro y Hugo Chávez, Oliver Stone vuelve al corazón del capitalismo estadounidense con una continuación de su éxito de hace 24 años, Wall Street. La caída de los mercados es evidente que abría una puerta para recuperar al personaje de Gordon Gekko (encarnado de nuevo por Michael Douglas), un tiburón de los años ochenta que ahora tiene cierto aire de reliquia del pasado ante la evolución de los acontecimientos.

¿Un proyecto oportuno u oportunista...?

Siempre he usado temáticas contemporáneas para mis películas, y la crisis de 2008 es la mayor historia de Wall Street, mayor que el crack del 29 por su implicación internacional. Si tuviera motivación comercial, hubiera rodado la secuela seis años después, no 24, cuando he perdido una generación de espectadores de la anterior... Además, la crisis es el tema principal, pero no el único.

"Pensaba que no nos meteríamos en otro Vietnam, y ahí estamos"

¿Qué quería transmitir, entonces?

Básicamente, es una historia sobre la confianza. La que depositaron los ciudadanos en sus intermediarios financieros y la que los personajes de la historia intentan sentir unos por otros. Todos quieren sacar algo del personaje de Shia LeBeouf, son como tiburones que le persiguen. Y es por tanto, en todos los sentidos, una historia de traiciones.

En 1986, Gordon Gekko retrataba la falta de escrúpulos del mundo bursátil. Ahora, sin embargo, dice en un momento dado de la película que ni siquiera él sería capaz de forzar lo ocurrido en el crack de 2008...

Entonces, su frase más polémica fue: "La codicia es buena". Ahora, sin embargo, hemos ido más lejos... ¡La codicia se ha convertido en algo legal! Lo que la gente como Gekko hacía en los ochenta es peccata minuta para lo que la banca hizo en los últimos años y que llevó a la actual crisis. La desregulación de la banca levantó el ancla que mantenía su actividad en un plano controlado y les permitió ese tráfico con valor cuyas consecuencias estamos sufriendo.

El personaje de Gekko también dice que la siguiente burbuja ya puede estar naciendo.

La película termina con burbujas infantiles que vuelan entre los rascacielos de Manhattan, con la idea de que surgirán más, que la vida sigue por el mismo cauce. Y, efectivamente, todo hace indicar que ahora vamos, como ocurre en la película, a la burbuja de las energías alternativas. O tal vez el propio Gobierno sea la siguiente burbuja. En cualquier caso, son una mierda: ya sabemos que al final se rompen todas.

¿No cree que se haya aprendido de lo ocurrido?

¿Cómo va a volver atrás la banca ahora que ha probado el sabor de esos beneficios descomunales? Hace unos días, en Inglaterra, se han pagado 18.000 millones de libras en bonus... Da igual lo que piense la población o que se tuviera que hacer un movimiento hacia el socialismo enviando 800.000 millones de dólares a la banca para salvarla. Y esto no es pesimismo, es realismo.

Este guión, sin embargo, no es suyo, como en la mayoría de sus películas. ¿Ha intervenido luego en su desarrollo?

Claro, es mi forma de trabajo. Introducimos cambios en el rodaje, incluso en el proceso de montaje. Además, todos íbamos aprendiendo más del tema sobre la marcha, e incluso metimos cosas relacionadas con noticias que se iban produciendo.

Tras sus años en la cárcel, el personaje de Gekko parece haberse vuelto más sabio... ¿Es reflejo de su propia evolución personal?

Si no te vuelves un poco más sabio al envejecer, es que eres estúpido. Por mi parte, creo que me he hecho más tolerante hacia los demás, he perdido algo de idealismo, y me he terminado por dar cuenta de que todo lo que puede ocurrir, ocurrirá. Por ejemplo, estaba seguro de que Estados Unidos no se complicaría en otro Vietnam, y en cambio... ahí estamos.

Una mirada global a los últimos dos años

Wall Street: el dinero nunca duerme comienza con un Michael Douglas obviamente avejentado -el actor pasa por serios problemas de salud a causa de un cáncer de garganta- que sale de la cárcel tras purgar sus delitos financieros. Se ha convertido en un paria, según se nos recordará con frecuencia durante el desarrollo de la película; pero, al igual que otros tiburones caídos en desgracia en Estados Unidos -y alguno en España...-, rehará su vida revistiéndose con un aura de gurú.Aunque con distintos nombres, en la película -que se estrenó el pasado viernes- está presente la caída de Lehman Brothers, las ventas multimillonarias de proyectos de internet, la lucha por la obtención del capital chino... Y también una crítica seria contra los propios ciudadanos estadounidenses de a pie, representados por el personaje de Susan Sarandon, una enfermera que abandona su trabajo para convertirse en agente inmobiliaria.

La inesperada ayuda de los mercados

Una consecuencia inesperada de la primera parte de Wall Street es que su protagonista, el tiburón financiero Gordon Gekko interpretado por Michael Douglas, se convirtiera en un icono. Un personaje desagradable, un villano, resultó, según admite Stone, "una inspiración para gente que, según me decía, entró en la Bolsa para seguir su ejemplo". Tal vez por ello, en el rodaje de la nueva película Stone se encontró con la sorpresa de que muchas empresas que podían sentirse amenazadas por las críticas les abrían sus puertas tanto para rodar en sus sedes como para ofrecerles información sobre su trabajo.

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