¿Hay vida más allá del Ibex 35?
Los brókeres que operan en Londres reconocen que las vicisitudes del Ibex 35 apenas despiertan interés en la City. "Es un índice muy poco líquido", dicen. Un directivo de una plataforma de intermediación reconoció la semana pasada a este periódico que, sentado con potenciales inversores extranjeros, éstos mostraron interés únicamente por Telefónica y Santander. No es ninguna sorpresa; sólo estos dos valores equivalen casi al 45% de la capitalización del Ibex 35.
Si esto ocurre con el Ibex, que agrupa a las 35 empresas cotizadas más líquidas de España, la situación de los más de 130 valores restantes del mercado continuo es desoladora. En términos de volumen de negocio, la Bolsa española es casi en exclusiva el Ibex 35. A lo largo del último mes, el dinero negociado en valores españoles que no estén incluidos en el selectivo sólo superó los 100 millones de euros en dos ocasiones y generalmente se sitúa en un entorno próximo a los 65 millones de euros al día.
Para poner las cosas en su contexto, lo que esto significa es que esas 130 empresas excluidas del Ibex mueven normalmente entre el 2% y el 4% del mercado. El intercambio diario de acciones de Telefónica equivale a seis veces todo lo negociado en la Bolsa ex Ibex. Lo que esto significa es que este mercado tiene escasa profundidad, es muy poco líquido, y por lo tanto muy susceptible de sufrir oscilaciones y rápidos giros de tendencia, ajenos a razones fundamentales o de tipo técnico. Un territorio propicio para especuladores y una trampa perfecta para que los pequeños inversores se pillen los dedos (y la cartera) con apuestas que creían geniales.
Esto no quiere decir que las empresas que cotizan fuera del Ibex 35 sean endebles, o que no haya grandes oportunidades de inversión. Claro que hay vida más allá del Ibex 35, pero ésta tiene a veces tiene trazas microscópicas. Pretender ser más listo que nadie equivale en estos casos (y en muchos otros) al suicidio. Conviene redoblar la prudencia.