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La respuesta sindical a la crisis

Las compañías de seguros cubrirán los daños causados sobre los bienes

Lunas rotas, cerraduras inutilizadas, verjas estropeadas, contenedores quemados... Toda huelga general deja siempre un reguero de desperfectos. Tanto en empresas como en comercios, pasando por edificios oficiales. Pero si estaban cubiertos, la industria aseguradora se hace cargo de su reparación o reemplazo.

"Al tratarse de actos vandálicos, las compañías se hacen cargo de los perjuicios ocasionados sobre los bienes protegidos a todo riesgo. No ocurre así si la póliza del comercio o vehículo en cuestión estaba a terceros", explicaba ayer un portavoz de Unespa. Y luego añade otro matiz: "también hay algunas pólizas que incluyen restricciones sobre pintadas y grafitis".

En la patronal aseguradora desconocían ayer el coste que conllevarán los desperfectos ocasionados durante las protestas, pero dudaban de que fuera un importe significativo. La última huelga general, acaecida en 2002, bajo el segundo mandato de José María Aznar, no registró daños importantes.

Al margen de las huelgas autorizadas, en España están cubiertos los desperfectos ocasionados por algaradas espontáneas. En esos casos, una empresa de titularidad pública, el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS), se hace cargo de indemnizar los daños. Los expedientes derivados por estos supuestos son muy escasos en comparación con los ligados a causas meteorológicas y a actos de terrorismo, áreas que también abarca este organismo.

Entre 1971 y 2009 se produjeron en el país 5.861 tumultos populares y 150 motines. Los primeros obligaron a desembolsar 70,6 millones de euros en indemnizaciones, mientras que el coste de los desperfectos causados por los segundos apenas rebasó el millón de euros para las cuatro décadas. Juntos suponen el 2% de las cantidades pagadas por el CCS por la cobertura de riesgos extraordinarios.

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