Bruselas planta cara a los sindicatos... y se arruga ante Sarkozy
La Comisión Europea ha plantado hoy cara a las decenas de miles de manifestantes que han exigido en Bruselas la retirada de los planes de austeridad aprobados en Europa. El mismo día, el organismo comunitario ha renunciado a su cacareada intención de expedientar a Francia por aplicar políticas discriminatorias contra los ciudadanos comunitarios de raza gitana.
Nunca tantos consiguieron tan poco ni uno solo consiguió tanto. Al menos, ante la Comisión Europea.
El organismo comunitario ha aprobado, precisamente hoy, un proyecto de reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que endurece los controles y sanciones contra los países que incumplan los compromisos de rigor presupuestario pactados en Bruselas. A unos metros de la sala reunión, miles de manifestantes (56.000, según la policía local; y 100.000, según los convocantes de la Confederación Europea de Sindicatos) exigían la suspensión de los planes de austeridad aprobados en la mayoría de los países europeos.
El tajante rechazo a esa reivindicación no se hizo esperar. Para el presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, las medidas aprobadas "son para proteger a los trabajadores". Y, según su comisario de Economía, Olli Rehn, "no hay nada más antisocial que la deuda pública galopante".
Barroso y sus colegas se han mostrado, en cambio, mucho más comprensivos con Nicolas Sarkozy. A pesar de las amenazas lanzadas hace 15 días, la Comisión NO ha expedientado hoy a Francia por expulsar de su territorio, de manera presuntamente discriminatoria, a cientos de gitanos de origen búlgaro y rumano.
La Comisión ha aceptado las explicaciones del Gobierno francés sobre el pogromo contra los gitanos que en forma de circular estuvo en vigor desde el 5 de agosto de 2010 hasta el pasado 13 de septiembre.
Por supuesto, Bruselas ha asegurado que mantendrá una estrecha vigilancia sobre París. E incluso, en una muestra de arrojo genuinamente burocrático, ha anunciado que el próximo mes tal vez expediente a Francia por no haber transpuesto todavía una directiva sobre libre circulación de ciudadanos que debería estar en vigor desde hace seis años. ¡Qué miedo!, habrá pensado Sarkozy.
Foto: manifestación europea contra la austeridad, en Bruselas (B. dM., 29-9-10).