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El PPE se desequilibra hacia la derecha

La extrema derecha, el populismo y el nacionalismo conservador están descolocando electoralmente al Partido Popular Europeo, forzándole a alejarse de sus posiciones tradicionales, como las demócrata-cristianas, y exponiéndole al riesgo de perder el equilibrio.

La radicalización del votante de derechas, un fenómeno que se aprecia desde Holanda a Suecia, y desde Bulgaria hasta Alemania, ha dejado a los conservadores tradicionales en una incómoda posición centrista. Y aunque una parte del PPE se resiste a dejarse arrastrar por esa deriva, los dirigentes con menos escrúpulos parecen dispuestos a secundar las posturas más extremistas con tal de evitar una hemorragia electoral por su flanco derecho.

La reciente crisis de los gitanos simboliza ese dilema de la derecha europea.

Políticos tan conservadores como el presidente de la CE, José Manuel Barroso, o la comisaria de Justicia, Viviane Reding, se han quedado solos en su defensa de los derechos de las minorías. Barroso creía contar con el apoyo de al menos 17 países para censurar a Francia por su tratamiento presuntamente ilegal de la población gitana. Pero los Gobiernos del PPE, empezando por el de Rumanía, país de origen de la mayoría de los gitanos expulsados por París, no dudaron en la cumbre europea del pasado 16 de septiembre en alinearse con las posiciones más demagógicas del presidente francés Nicolas Sarkozy.

Y ese tipo de choques se repite cada vez con más frecuencia. La canciller alemana Angela Merkel afronta una revuelta de la facción de su partido más euroescéptica y ultraconservadora. En Holanda o Suecia, partidos con vocación proclamadamente xenófoba se han convertido en cuñas parlamentarias difíciles de sortear para formar gobiernos. E incluso en España, donde los conservadores continúan aglutinados bajo la sombra de José María Aznar, las costuras del PP parecen a punto de reventar por el lado derecho de Mariano Rajoy.

Esta evolución del PPE no ha reportado ningún dividendo a los progresistas europeo. Todo lo contrario. En muchos casos, la deserción de los electores de izquierda (hartos de respuestas políticamente correctas a problemas como la seguridad ciudadana o el dumping social) es una de las fuentes que alimenta las urnas con votos de extrema derecha.

La consecuencia es que progresistas y conservadores están descubriendo que ya no basta con apoderarse del "centro" sociológico para ganar las elecciones. Ahora hay que convencer también a los respectivos extremos (como refleja la elección el sábado de Ed Milliband al frente de los laboristas británicos). Una sokatira ideológica que puede acabar rompiendo la convivencia.

Foto: Bodies in urban space, espectacular instalación humana de Willi Dorner en Bruselas (B. dM., 18-9-2010). No perderse el vídeo con una muestra más completa de unas intervenciones urbanas muy efímeras.

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