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Pistas

Un Ribera del Duero que lucha contra la crisis en EE UU

Ante la situación económica, Viñedos Alonso del Yerro ha optado por reforzar, con prudencia e inversión, su apuesta internacional.

Barricas en la bodega de Viñedos Alonso del Yerro, en la Ribera de Duero burgalesa
Barricas en la bodega de Viñedos Alonso del Yerro, en la Ribera de Duero burgalesa

El 16 de septiembre dos tornados barrieron varios barrios de Nueva York. Un testigo de primera mano de tan inusual fenómeno meteorológico fue Javier Alonso, dueño, junto con su esposa María del Yerro, de la bodega de Roa de Duero Viñedos Alonso del Yerro. Alonso estaba entonces en Queens con uno de los vendedores de sus caldos tratando de avanzar y consolidar un mercado zarandeado por la crisis.

Viñedos Alonso del Yerro es una bodega joven de pequeña producción de calidad y con un mercado muy internacional (el 70% de la producción). Tiene dos vinos, el Alonso del Yerro y el María del Yerro. Del segundo se producen 10.000 botellas que en EE UU se venden a unos 60 dólares. El Alonso, por debajo de los 30.

Pese a la crisis, los bodegueros quieren mantener el precio, pues es el que pide su modelo de negocio. "Hay 300 horas de trabajo por hectárea y el 90% es manual, hacer un vino de calidad es caro", explica Alonso. El problema es que desde hace un año el mercado ha caído casi un 40% todo el mundo y, sobre todo, se consume vino barato. "Es generalizado, según nos cuentan todos los bodegueros y distribuidores", dice Alonso.

Para volver a las ventas precrisis, el matrimonio ha decidido ser prudente pero invertir y trabajar a pie de calle. No hay un severo ajuste de cinturón como en la mayoría de las empresas, al contrario. En España han contratado a dos comerciales más y en los últimos 23 días los dueños han recorrido personalmente parte de EE UU (donde destina el 20% de su producción) con sus vendedores. "Hay que echarse a la calle a trabajar, abrir clientela, consolidar un mercado nervioso, refrescar la memoria y motivar a los vendedores en primera persona", explica Alonso. "El esfuerzo, personal y económico, será rentable. En este negocio hay que dejarse ver", dice del Yerro.

"Ahora están subiendo los pedidos para el próximo trimestre, el de más ventas, y nos dicen que quizá en 12 meses haya una recuperación", explica, aunque "hoy nadie puede hacer previsiones a un año".

Alonso y Del Yerro, han recorrido todos los rincones de Nueva York, Nueva Jersey, Chicago y San Francisco botella en mano para afianzarse en sus puntos de venta, una labor agotadora y excepcional que les deja satisfechos y la razón la explican casi al unísono: "Creemos en lo que hacemos y apostamos por ello".

La visión de un empresario a la vieja usanza

Dice Javier Alonso que es un empresario a la antigua. Junto con su mujer decidió abrir una bodega en 2002 y ambos dejaron sus carreras previas (economista en una empresa y traductora) para dedicarse a ello con varias pautas: ser conservador y prudente. "No creo en los superapalancamientos o en que se pueda jugar con el dinero de los bancos", explica Alonso para luego remarcar que la crisis "nos ha llegado teniendo una sociedad muy saneada", razón por la que pueden seguir invirtiendo en ella en esta época difícil.Su clave es "trabajar, y trabajar" porque las grandes ideas como Apple o el Windows de Microsoft solo las tienen un par de empresas. Y hacerlo con un modelo de calidad que para el matrimonio supone un importante nivel ético (si el vino no sale bueno un año no se comercializa, como ocurrió con María en 2007), humildad (el vino ha de ganarse su precio) y profesionalidad.

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