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Columna
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El final de Profumo en Unicredit

Alessandro Profumo está pagando el precio de sus errores. El consejero delegado de Unicredit ha dimitido de la entidad italiana cuya salida se ha debido a un conflicto motivado por su papel en la incorporación de inversores de Oriente Medio en el registro de accionistas. Profumo, uno de los supervivientes de la banca europea, siempre ha tenido una relación tensa con sus socios y accionistas.

En gran parte de la última década, el ejecutivo fue aclamado como un campeón de la industria italiana. Tras una serie de pequeños acuerdos locales, colocó a Unicredit entre los mayores bancos europeos con la adquisición del alemán HVB en 2005. Bajo su liderazgo, también logró navegar por la crisis sin reportar una sola pérdida.

Pero su estilo le ha generado un montón de enemigos. Profumo se enfrentó con el Gobierno italiano por su negativa a aceptar una inyección de capital estatal. También alienó las fundaciones italianas que poseen el 12% en el banco, mediante el desmantelamiento de la estructura regional de la entidad y a través de la dilución de su influencia con otros inversores. Por último, enfureció a la junta al ayudar a Abu Dabi a conseguir una participación del 5% en el banco a principios de este año, sin informar al presidente, Dieter Rampl, según fuentes del sector.

Todo esto podría haber sido tolerable si Unicredit lo estuviera haciendo bien. Pero la gestión del banco después de la crisis ha dejado a Profumo vulnerable. La rentabilidad anualizada del primer semestre fue sólo del 2,7%. Unicredit nunca construyó una escala suficiente en la banca de inversión que beneficiara el negocio y la bonanza de la captación de capitales. Y el estancamiento de la construcción en el Centro y Este de Europa ha resultado costoso. En el segundo trimestre, la entidad redujo el valor de las adquisiciones en Kazajistán en torno a 162 millones de euros.

Los inversores esperan que un nuevo líder ayude al banco a recuperarse. Pero la falta de acuerdo entre los accionistas sobre la dirección de la entidad y la falta de candidatos para asumir el cargo sugiere que se necesita más que un cambio de consejero delegado para revertir su suerte.

Por Nicholas Paisner

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