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Tendencias

Los peces dan el salto a la pesca sin aditivos el protagonista

La acuicultura ecológica se hace un hueco en Europa para atraer a los consumidores que buscan la máxima calidad.

Las habituales luchas entre países miembros de la Unión Europea por el reparto de las cuotas pesqueras cada año tienen una sencilla razón de ser. Ya no hay pescado para todos. La sobrepesca estuvo a punto de esquilmar la anchoa y otras especies siguen bajo el punto de mira de los científicos, como el atún rojo.

Parte de la respuesta a la merma de recursos pesqueros y al aumento de la demanda vino hace 30 años de la acuicultura, es decir, la cría de pescado en piscifactorías, con condiciones de vida y de alimentación similares al entorno salvaje. El sector nació con una apuesta muy clara por la inversión en I+D+i como aliado. España figura entre las futuras potencias, por la gran capacidad de adaptación de especies como el mejillón, la lubina, la trucha y la dorada. De las 124 empresas que operan en Europa, 49 se dedican a la trucha, 42 a la carpa y 22 al salmón.

España produce 350.000 toneladas anuales de pescado procedente de la acuicultura, según cifras del Observatorio Español de Acuicultura (OESA). De esta cifra, unas 6.000 toneladas se atribuyen a la acuicultura ecológica, que se está desarrollando al calor de un nuevo tipo de demanda empujada por el nuevo consumo sostenible. La acuicultura ecológica es un paso más para diversificar la oferta y llegar a aquellos consumidores que quieren pescado de la máxima calidad.

El sector, aún en sus primeros pasos, cuenta con cuatro piscifactorías en España. La especie reina es la trucha, "que en los últimos años se ha depreciado mucho, y la acuicultura ecológica ha permitido su diversificación y el repunte de la demanda", explica Javier Remiro, director del Observatorio Español de Acuicultura.

La normativa que acota al sector se aplica desde julio de 2010 por un reglamento comunitario que aglutina los criterios para la cría de peces, crustáceos, moluscos y algas en la Unión Europea.

Las piscifactorías verdes utilizan agua sin contaminantes, prefieren el policultivo, no se sirven de organismos genéticamente modificados, mantienen el comportamiento típico de las especies, no aceleran su ritmo de crecimiento, la salud animal se apoya en medidas de prevención más que de medicación y alimentan a los peces con pienso procedente de fuentes sostenibles, sin productos químicos de síntesis.

Galicia es pionera en su apuesta por la acuicultura con tintes sostenibles. El Cluster de Acuicultura de Galicia colabora con la Fundación Biodiversidad en el programa Empleaverde, cofinanciado por el Fondo Social Europeo, en la mejora de la competitividad y sostenibilidad del sector acuícola.

La Xunta de Galicia y un nutrido grupo de empresas del sector pesquero se han asociado para mejorar la competitividad de sus compañías a base sobre todo de I+D y de formación de sus trabajadores y proveedores tecnológicos. Málaga también se ha sumado al fomento del sector de la mano de la Fundación Biodiversidad, con el lanzamiento de un plan de capacitación y empleo que promueva la acuicultura ecológica.

Varias empresas en España apuestan ya por este nuevo nicho de mercado que intenta atraer una la nueva ola de consumidores más exigentes con la calidad. La gallega Algamar fue la primera empresa en lanzarse a la comercialización de algas secas y deshidratadas. Todavía hoy sigue siendo la única empresa que se dedica a esta actividad en España.

Los hermanos Fernández, sus fundadores, quisieron atajar el consumo de alimentos contaminados y deteriorados. Una bolsa de 100 gramos de algas deshidratadas cuesta entre 4 y 7 euros.

En Almería, Pesquería Isla Mayor se dedica a la producción de lubina en sistemas de esteros; lagos artificiales donde se realiza la cría. En Doñana, Veta la Palma cría lubina, dorada, corvina, mugílidos, camarón, lenguado y anguila con criterios sostenibles, aunque no es ecológica en sentido estricto. "Existe mucha confusión entre ambos términos de cara al consumidor", explica Remiro. El proceso de producción sostenible asegura un equilibrio entre el aspecto social, económico y medioambiental.

Lo ecológico da un paso más, y en el caso de la acuicultura se traduce en una capacidad máxima de 25 kg de peces por metro cúbico de agua. Además, sigue un estricto control de certificación. En España existen tres tipos de certificados de acuicultura ecológica. El que otorga la normativa europea, la norma de Aenor y el que ha creado la Junta de Andalucía. Es común a todos ellos el sello de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica. La certificación ecológica compete a cada comunidad autónoma.

La empresa Piscifactoría Aguadulce (Piagua), dedicada a la producción de dorada y de lubina, ha destinado dos jaulas para realizar ensayos bajo el sistema productivo de la acuicultura ecológica y obtener el certificado.

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