Safaris de lujo en el corazón de África
Mebenca organiza excursiones de caza de alto nivel en Sudáfrica. Posee un lujoso complejo en el centro de una finca de 9.000 hectáreas en Limpopo y convenios con reservas que abarcan otras 100.000 hectáreas
La llamada de África existe, no es un tópico. Los amaneceres, los atardeceres, la noche, los sonidos, los olores, todo; no sabemos qué es, pero el que va siempre quiere volver", explica Pedro Benítez, socio y director gerente de Mebenca. Hace seis años, Benítez decidió convertir su pasión por la caza en un negocio y convenció a dos amigos para embarcarse en la aventura. Así nació Mebenca in Afrika.
El primer paso fue adquirir una finca de 5.600 hectáreas en el valle del Limpopo, al norte de Sudáfrica, lindando con Botsuana y Mozambique, donde se construyó un complejo de lujo con edificaciones que por fuera recuerdan las típicas de la zona, pero por dentro superan en lujo y prestaciones a los más afamados hoteles de cinco estrellas. Cada suite dispone de 80 metros cuadrados.
"Elegimos Sudáfrica por la estabilidad política e institucional y por la seguridad para las inversiones", apunta el director de Mebenca. Poco después, el complejo se amplió hasta las 16 suites -con cabida para 32 personas- y se adquirió otra finca para completar las 9.000 hectáreas. Además, se establecieron acuerdos con reservas cercanas, con lo que el cliente tiene acceso a otras 100.000 hectáreas de caza. "En nuestra finca tenemos 32 especies distintas, todas ellas homologadas como grandes trofeos por el Safari Club Internacional, y en las reservas se pueden cazar los cinco grandes, es decir, leopardo, león, elefante, rinoceronte y búfalo", señala Benítez, extremeño de Santa Amalia (Badajoz), que ahora vive a caballo entre su pueblo y Sudáfrica.
Ultima un proyecto similar en Mozambique, en una reserva natural con medio millón de hectáreas
Los socios invirtieron dos millones de euros en el complejo. En los años buenos la facturación ha rondado los 700.000 euros, "pero ahora, con la crisis, ha caído hasta los 450.000 euros, así que estamos aguantando hasta que lleguen tiempos mejores, y esperamos que cuando se normalice la facturación anual se eleve hasta el millón de euros".
El precio de la estancia se ha rebajado alrededor de un 20% atendiendo a la situación económica. Para un cazador, el coste diario ronda los 300 euros, a los que se suman 150 euros por acompañante, "aunque solemos hacer rebajas en estos casos". Este precio da derecho al alojamiento con pensión completa, desplazamientos a las reservas de caza, licencia de armas y seguros, y acompañamiento de un conductor, un pistero y un cazador profesional "que siempre va en los desplazamientos por seguridad". El precio del safari fotográfico es de 180 euros, ya que se mantiene con el acompañamiento del cazador profesional.
"A partir de ahí, cada uno elige lo que puede o quiere gastarse, no se obliga a nada", indica Benítez. Y es que el coste añadido dependerá de la pieza que se cobre. Abatir un babuino o un impala supondrá unos 80 euros; si se habla de los grandes, el precio se dispara: entre 14.000 y 24.000 euros por un león o hasta 30.000 euros por un rinoceronte. Después habría que afrontar el coste de la preparación del animal cazado (6.000 euros) y su traslado hasta el lugar de residencia (1.000 euros).
Con todo, Benítez rechaza la etiqueta de que se trate de un turismo para élites. "Aquí viene de todo, desde ex ministros, banqueros, profesionales de alto nivel, abogados, mecánicos o ganaderos, que tienen esta ilusión y ahorran para cumplir un sueño", comenta, y añade: "Por 4.000 o 5.000 euros se pueden estar 15 días disfrutando de una experiencia inolvidable y sentir lo más auténtico de África".
Y es que la oferta de Mebenca no se limita a la caza. El que no sea aficionado a esta actividad puede optar por el safari fotográfico. "Disponemos de 12 charcas con miradores, a las que acuden los animales a beber y donde se pueden lograr fotos bellísimas", o participar en excursiones a maravillas como las cataratas Victoria, Johannesburgo, Ciudad del Cabo, el parque Kruger o Sabi Sabi. "Creo que hay pocas cosas comparables a estar en una de nuestras terrazas disfrutando de una cerveza y viendo de cerca a los animales bajar a beber mientras cae la tarde africana", relata Benítez.
La crisis no ha frenado los proyectos de Benítez y sus socios. Ya está en marcha un nuevo complejo en la vecina Mozambique. Se trata de un establecimiento para safaris y turismo en general de similares características del de Sudáfrica -aunque con un nivel de lujo algo menor-, enclavado en una reserva de caza de medio millón de hectáreas. "Allí no habrá que desplazarse para cobrar los cinco grandes, porque en la reserva es lo que más hay", comenta. La inversión sería similar a la de Sudáfrica, "puesto que, pese a que el lujo interior sea menor, hay que construir caminos y otras instalaciones", con lo que también se rondarán los dos millones de euros. El director de Mebenca espera que "con un poco de suerte" el nuevo complejo esté listo en 2011.
A más largo plazo se plantean otro ambicioso proyecto: la construcción de un hotel de superlujo en la costa mozambiqueña del Índico, en la región de Inhambane. Sería un modelo totalmente diferente, ya que en este caso es un proyecto destinado al turismo de sol y playa, cuya inversión está todavía por definir. Se trataría de ofrecer al visitante la posibilidad de alternar safari y playa a unas tres horas de vuelo entre ambas instalaciones.
Del aeropuerto al reino de la selva
El servicio de Mebenca al cliente empieza a pie de avión en el aeropuerto de Johannesburgo. "En principio no gestionamos el viaje hasta Sudáfrica, aunque sí es cierto que compañías como Iberia nos ofrecen un trato preferente". Desde la ciudad sudafricana, el cliente puede elegir entre un desplazamiento en microbús de unas tres horas (incluido en el precio) o pagar un suplemento y trasladarse en avioneta (50 minutos), ya que el complejo dispone de pista de aterrizaje.Tras ser instalado en su suite, cada cliente dispone de un cazador profesional, un conductor, un pistero y un vehículo 4x4 para emprender la búsqueda de la pieza. Será el cliente quien decida qué tipo de animal quiere cazar. Terminada la jornada, los clientes participan en una tertulia alrededor de un fuego y pueden observar a los animales que acuden a las charcas. Al final de la estancia, se les conducirá de nuevo al aeropuerto de Johannesburgo.Mientras tanto, Mebenca se ocupa de obtener permisos y licencias para trasladar las piezas cobradas. æpermil;stas llegarán al domicilio del cazador en cinco o seis meses, ya que son sometidas a una cuarentena de más de tres meses antes de que puedan iniciarse los trámites aduaneros.
Datos básicos
Temporada. La temporada alta abarca de marzo a octubre. Ese mes llegan el verano y las tormentas, que convierten el paisaje llano y amarillento en una selva tupida donde es muy complicado cazar. Además, el calor aprieta en toda su plenitud. Es la época para acometer mejoras o labores de mantenimiento.Personal. El complejo dispone de una veintena de empleados, todos ellos sudafricanos. La nómina incluye tanto el personal de limpieza y comidas como los cazadores, conductores y pisteros. Además, en el lugar siempre hay un responsable de la empresa, para afrontar cualquier problema que se pueda presentar. Los contactos en España realizan los trámites aduaneros y fiscales.Campamentos. Uno de los rasgos singulares de Mebenca es que ofrece campamentos de inglés para jóvenes. Se obliga a los empleados a dirigirse a los alumnos siempre en este idioma y hay un profesor que les da clases dos horas al día. "Así aprenden inglés y también conocen las armas, los animales y un ecosistema único; es mejor que ir a Londres", apunta Benítez.Clientela. La clientela española de Mebenca está compuesta mayoritariamente por personas de Madrid, Levante, Cataluña y también Andalucía. "Extremeños vienen pocos". De fuera de España acuden, sobre todo, portugueses, norteamericanos e italianos.
Tres banderas
El complejo, inaugurado por Nelson Mandela, cuenta con tres mástiles. Allí ondean siempre la bandera española y la sudafricana. El otro mástil está reservado para la enseña de la nacionalidad del grupo de cazadores que en ese momento ocupe las instalaciones. Hasta antes de que empezara la gran recesión, al año pasaban por Mebenca unos 100 cazadores y sus familias, aunque en el último ejercicio el nivel de ocupación ha caído entre un 40% y 50%.