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Tribuna
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Una ley que cercena la verdad y la libertad

Uno se va acostumbrando a que el portavoz del CNPT, Rodrigo Córdoba, tilde de "evidencias empíricas" datos del tipo conejo sacado de la chistera de un mago sin citar un solo estudio que los soporte. Sin embargo, en su tribuna ¿Por qué reformar la legislación? ha cometido un error de bulto que no puedo dejar pasar.

Como es natural en una democracia, el Ministerio de Sanidad siempre ha negado que el objetivo de las leyes antitabaco sea obligar a los ciudadanos a dejar de fumar, mediante el achicamiento de su espacio, el acoso y la persecución. No entra dentro de las competencias de un ministerio democrático imponer leyes limitadoras de la libertad para cambiar hábitos de convivencia ni cercenar opciones legales, aunque sean perjudiciales para su salud. Esto lo sabía Elena Salgado, cuando era ministra de Sanidad, y siempre negó que su ley, la 28/2005 hoy en vigor, fuera un instrumento para que la gente dejara de fumar, sino para proteger la salud de los no fumadores. Trinidad Jiménez ha ido siempre por esa misma línea, porque sabe que, por buena que pudiera ser para la salud privada, esa decisión sólo le corresponde a las personas (en España, claro, en Corea del Norte ya sabemos que todo lo decide el Estado).

El doctor Córdoba, empero, dice en su periódico: "Muchos fumadores se han refugiado en ellos en los bares en vez de intentar dejar de fumar", donde se ve, una vez más, que este tipo de leyes no buscan la protección del no fumador, sino continuar las políticas norcoreanas de acoso y derribo a las libertades. Después, afirma sin empacho que los doce países de la Unión Europea que han adoptado "regulaciones integrales" (quiere decir prohibiciones integrales) han reducido su número de fumadores hasta un 11% el primer año. ¿De dónde sacará este hombre sus datos? En esta aseveración hay dos falsedades. La primera, como muy bien publicó este mismo diario, sólo hay dos países en la UE con prohibición integral: Irlanda y Chipre. En el resto, las opciones son caleidoscópicas y el modelo que más se está extendiendo por Europa es el español. La segunda es que, según el Eurobarómetro (citado por la ministra de Sanidad y publicado por El País), ha sido precisamente en Irlanda y en Chipre donde la prevalencia del uso del tabaco más ha crecido en la UE… ¡El doble que en España!

Para rematar el carrusel de encuestas fantasma, el doctor Córdoba asegura que "en España, las encuestas detectan un aumento en la intención de frecuentación de los locales" cuando esté totalmente prohibido y pretende hacerlo pasar por una evidencia empírica. ¿Qué encuestas son esas? ¿A quién han preguntado y cómo? No sé sus encuestas, pero la realidad es tozuda en mostrar lo contrario. Los efectos de la prohibición irlandesa sobre su sector de hostelería ha sido devastador. No lo digo yo. Lo dice Gerry Mellet, presidente de la Asociación de Propietarios de Pubs de Irlanda, quien sigue sin entender por qué no puede habilitar un espacio para fumadores en su pub. En Irlanda, debido a la prohibición de fumar, según los datos del Gobierno, han cerrado cerca de 2.000 locales, y estamos hablando de 2004, no de la crisis. ¿Y saben ustedes lo que aseguraba el Gobierno irlandés a los propietarios de pubs para negar el impacto económico que tanto temían? Les decía: "La gente decente volverá a los pubs con la prohibición de fumar". Gerry Mellet todavía los está esperando.

El Club de Fumadores por la Tolerancia es partidario de que la ley actual se cumpla, lo que garantiza espacio sin humos suficiente para que todo el mundo tenga su opción de ocio. Para eso, hemos recogido medio millón de firmas en toda España que presentamos en el Congreso… Y no hemos acabado de recabar apoyos para demostrar que la gente en este país está harta de prohibiciones, que lo que quieren, fumadores y no fumadores, es una solución que respete los derechos de todos.

Si a la ministra Jiménez, porque se haya caído del caballo camino de Damasco (cuando tomó posesión del cargo dijo que no reformaría la ley antitabaco), se le antoja cambiarla, lo que debería hacer es implantar un modelo intermedio, que sea regulatorio, no prohibitivo, y que permita que aún existan espacios, dentro de la hostelería, donde, sin que se vulnere el derecho de ningún no fumador, el fumador aún pueda tener su sitio. Otra cosa, es talibanismo puro y duro.

Javier Blanco Urgoiti. Portavoz del Club de Fumadores por la Tolerancia (*)

(*) En respuesta a la tribuna de Rodrigo Córdoba publicada en CincoDías el 6 de septiembre

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