¿Funcionarán los SIP?
Funcionarán los SIP? Es la pregunta del millón que en estos momentos se hacen los intervinientes en el sector financiero español y las autoridades económicas. Y nadie puede decir que conoce la respuesta. Los SIP (Sistema Institucional de Protección) nacen con la misión fundamental de prestarse apoyos en su solvencia y liquidez frente a los mercados. Las entidades necesitan reducir sus costes compartiendo funciones y procesos, para conseguir mejorar sus resultados en una situación crítica y con malas perspectivas de recuperación.
Las cajas cuentan con gran experiencia en modelos colaborativos de gran eficacia como la CECA, cajas confederadas, banco cooperativo, RSI para el grupo de cajas rurales, etc., pero la situación del sector exige que los resultados a conseguir vayan más allá de la consecución de mejoras. Estas fusiones de cajas deben suponer una transformación completa de sus estructuras de costes de cara a un saneamiento sostenible que garantice su mantenimiento futuro en el mercado.
¿Por dónde empezar esta transformación?, parece ser que las soluciones para reducir los costes irán encaminadas fundamentalmente al cierre de oficinas no rentables, reducir de un 15 a un 20% el personal e integrar plataformas operativas. En los tres puntos, encontramos importantes objeciones. En primer lugar, el cierre de sucursales dejaría sin bancarizar numerosas poblaciones, al estar muchas de las oficinas menos rentables situadas en municipios de menos de 1.000 habitantes. Además, esto dejaría al sistema financiero español sin una de sus fortalezas: la capilaridad de su red, muralla china ante la entrada de la banca extranjera.
En segundo lugar, disminuir plantillas es fácil de decir, pero complicado de ejecutar correctamente. La mayoría de las cajas de ahorros son las principales creadoras de empleos directos e indirectos en sus áreas de actuación, con lo que es difícil que el entorno acepte sin más estos recortes. Sus posibles efectos negativos en el negocio pueden ser superiores a los ahorros de costes esperados. Por último, la integración de las plataformas operativas es una opción fundamental y necesaria, pero conlleva grados enormes de dificultad e importantes costes de adaptación y migración que pueden perjudicar gravemente las cuentas de las cajas a corto plazo.
El negocio bancario ha cambiado radicalmente en los últimos 30 años, pero las estructuras de distribución y producción de las entidades son las mismas ahora que cuando los márgenes eran superiores a 10 puntos. Los SIP necesitan atacar estas estructuras anticuadas de ventas y producción que ya no sirven, transformarlas, e ir a la "yugular" de los costes, repensar y cuestionar todo. Podemos tomar referencias de otros sectores que se han encontrado ante retos similares. El de automoción en los 90 ante la gran competencia y los modelos low cost que emergían en la industria, se puso manos a la obra en la transformación de su cadena de valor y componentes de costes redirigiendo sus inversiones.
Es momento de trabajar cuestionando más que nunca la necesidad y alcance de los gastos generales de las entidades, así como sus precios de contratación e integrar a sus proveedores en la cadena de valor.
Es tiempo de mirar con rigor el retorno de las inversiones, sin dar por aceptable ninguna si no va acompañada de números realistas. Pero, sobre todo, es momento de no apostar todas las reducciones de costes en la optimización de redes de oficinas y recortes de plantilla. Existen otras opciones de rentabilidad inmediata como las compras compartidas, fáciles de implantar y excelentes para conseguir ahorros muy significativos y conseguir tiempo para poner en marcha otras iniciativas. También es necesario replantear la relación con proveedores e integrarlos en el modelo de producción, evolucionando a estructuras de funcionamiento con mayor proporción de costes variables asociados a la marcha del negocio.
¿Si funcionarán los SIP? Esto sólo se puede lograr si se deja trabajar con tranquilidad a los empleados de las cajas, apoyados por especialistas que realmente aporten valor y realicen cambios con rapidez. Me viene a la memoria la expresión que popularizó Felipe González sobre gatos negros y blancos y que lo importante no era su color, sino que cazasen ratones. Los SIP tienen que funcionar sí o sí. Está en juego el futuro de alrededor del 50% del sector financiero español.
Luis Mariano García. Director general de Fullstep