El descalabro del crédito al consumo

Durante las últimas semanas parece haberse instalado un cierto sosiego en los mercados de deuda y en el acceso de la banca, singularmente la española, a las fuentes de financiación mayorista. Sin embargo, lo realmente trascendente para que ese respiro se traslade al conjunto de la economía es que ese desbloqueo llegue cuanto antes al crédito a las familias y a las empresas. Algo de lo que todavía no hay el más mínimo atisbo. Es más, todos los datos oficiales, cierto es que son anteriores a esta etapa de calma, apuntan a que el parón en la concesión de créditos continúa.

Y especialmente en los ligados al consumo. De hecho, el importe total de los nuevos préstamos al consumo sufrió durante julio la mayor caída de su historia. En concreto, esas operaciones sumaron en el mes analizado 1.551 millones, lo que significa un retroceso del 45% sobre el mismo periodo del ejercicio precedente, según rezan los datos publicados por el Banco de España. Buena parte de este descalabro responde al desplome en la venta de automóviles como consecuencia de la desaparición de las ayudas públicas. Recobrar la liquidez y el ritmo normal para la concesión de créditos es para la economía como la sangre y el oxígeno para el cuerpo humano. Vitales.