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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La ayuda que vale es el empleo

El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, dejó ayer la puerta abierta a recortar las prestaciones por desempleo cuando "la economía empiece a crecer y crear empleo". Si Corbacho pretendía despejar dudas, lo más probable es que sólo haya provocado más confusión.

En todo caso, no es un debate inútil el que se plantea si una elevadas prestaciones sociales son un desincentivador de la búsqueda de empleo, sea por cuenta ajena o por cuenta propia. Y eso, en el caso de que la economía las pueda mantener en sus niveles actuales. La respuesta varía dependiendo del interlocutor: a un desempleado siempre le parecerá poco el subsidio de desempleo comparado con su anterior nómina, pero para el pagador -el Estado- puede convertirse en una carga insostenible. Este año, los Presupuestos llevan destinados al desempleo 6.843 millones de euros hasta julio.

La cuestión no está en cuánto cobran los parados, sino en que son multitud, con una tasa que supera el 20% y duplica la media europea. Ese es el gravísimo problema al que se debe encontrar solución. Porque un nivel de más de cuatro millones de personas dependiendo del Erario no se sostiene por mucho tiempo. El problema no es lo que cobran los parados, sino el modelo económico que los crea y su incapacidad para producir empleo.

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