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æeuro;ngels Barceló. Periodista

"Estamos pagando la crisis que no hemos provocado"

La directora del programa 'Hora 25' repasa el papel de las autoridades en la gestión de la crisis y analiza la situación del periodismo actual

"Estamos pagando la crisis que no hemos provocado"
"Estamos pagando la crisis que no hemos provocado"PABLO MORENO

La directora del programa de la Cadena Ser Hora 25 insiste en que una de las principales lacras del periodismo actual es la precariedad laboral. La ex presentadora de Informativos de Telecinco y ex directora de No es un día cualquiera, también de la Cadena Ser, insiste en que los políticos deberían asumir más liderazgo a la hora de afrontar la crisis.

¿Cómo vive la gente de su entorno la crisis económica?

Es un tema que está en todas las conversaciones. Cuando nos sentamos en una mesa a cenar o a tomar algo, siempre sale en la conversación. Lo viven con temor y con incertidumbre. Si todos supiéramos que de ésta salimos en seis meses, adecuaríamos nuestra vida y nos adaptaríamos. Pero la gente vive con la incógnita de cómo y cuándo se terminará.

¿Cree que esta crisis ha hecho a los ciudadanos conscientes de que la economía española depende de los mercados internacionales?

Los ciudadanos no pensamos que nuestra economía depende de los mercados. Lo leemos en la prensa y es la realidad, pero esta reflexión la gente de a pie no la hace. Ellos ven que, de sus diez amigos, cuatro se han quedado sin trabajo y dos no saben si lo van a encontrar. A la gente lo que le llega es que le han congelado el sueldo, que con lo que gana no llega a fin de mes o tiene dificultades, que se ha quedado sin trabajo... æpermil;sta es la crisis real, la crisis cotidiana de la gente.

¿No echa de menos liderazgo entre los poderes públicos a la hora de afrontar la crisis?

No es que lo eche de menos, es que lo reclamo a gritos cada noche en Hora 25. Tenemos un Gobierno que ahora ha empezado a coger las riendas, pero que, hasta el momento, no ha estado haciéndolo bien. Tanto es así que es capaz de anunciar una medida un día y corregirla la misma tarde o a la mañana siguiente. Es capaz de modificar cosas que incluso se han publicado en el BOE. Al final, esto hace pensar a la gente: "Si ellos no saben qué hacer, ¿cómo nos van a sacar de ésta?". No es que eche de menos una falta de liderazgo, es que lo pido constantemente. De los líderes políticos, no sólo del Gobierno, sino también de la oposición. El Gobierno lo habrá hecho mal, pero lo de la oposición no tiene nombre. Todavía a finales de junio no sé cuál es su receta económica para que podamos salir de la crisis.

Quizá también se echa en falta un papel más activo de los sindicatos.

Creo que los sindicatos durante un tiempo lo han estado haciendo muy bien, contribuyendo mucho a la paz social. He defendido muchísimas veces su responsabilidad, porque sólo faltaría que, en medio de esta crisis, hubiera un estallido social. A mí me extraña que no lo haya todavía, con más de cuatro millones de parados. La vida evoluciona. Creo que el sindicalismo de hoy lo tenemos que entender de una manera diferente a como se entendía hace años. Yo les doy a los sindicatos un plus de responsabilidad en algunos momentos que no han tenido los líderes políticos.

Parece que las soluciones a esta crisis pasan por que los ciudadanos hagan sacrificios.

No parece, sino que es así. Al final, la sensación que nos queda a todos es que esta crisis, que no hemos provocado, la estamos pagando nosotros. De hecho, por ejemplo, yo no puedo entender las dudas que tiene este Gobierno a la hora de subir los impuestos a las rentas más altas, algo que ya se ha hecho en algunas comunidades autónomas. Es una decisión que no sé si tiene que tomarse o no, no es mi responsabilidad decirlo, pero sí es cierto que, como gesto hacia unos ciudadanos que están haciendo sacrificios, la entendería.

¿Ha cambiado la crisis su visión sobre la sociedad?

En esta crisis va a haber una cosa buena y es que todos habremos aprendido una lección, que consiste en que vivíamos por encima de nuestras posibilidades. Nos comprábamos un piso que no podíamos pagar, pedíamos una hipoteca que suponía el 90% de nuestro sueldo... Esta crisis nos va a hacer ver cómo son las cosas, cómo hay que hacerlas, cómo hay que gastar el dinero. La gente está aprendiendo, pero es una lección difícil.

¿Qué opinión tiene sobre el periodismo actual? ¿Cree que la llegada de internet ha supuesto una desorientación para el periodista?

Creo que nuestra profesión está en franca decadencia, pero no sólo por internet. Hay precariedad laboral, con lo cual hay redacciones formadas básicamente por becarios, sin experiencia, sin background, sin currículum, que son los que cubren las ruedas de prensa. Pueden soportar o podemos soportar que el político de turno no quiera responder a tus preguntas. Desde el mundo político se menosprecia nuestra profesión y nosotros no estamos haciendo nada para hacernos valer. Creo que ése es el grave problema. En las guerras no se nos deja informar y hay censura en países del Tercer Mundo donde están pasando cosas y de los que no se pueden sacar imágenes, pero aquí mismo ocurre también. Los políticos se han acostumbrado a hacer una declaración y que nadie pregunte nada. Esto es lo que está hundiendo nuestra profesión.

¿Qué debería cambiar para poner en valor la profesión?

Para empezar debería acabar la precariedad. Debería ser una profesión tan bien pagada como la de ingeniero o arquitecto, por poner un ejemplo. No podemos formar redacciones a base de becarios. La gente mayor, que ya ha aprendido a trabajar como periodista, se va a hacer otra cosa porque no puede seguir cobrando 1.200 euros al mes, porque tiene una familia, tiene unos niños a los que alimentar y una hipoteca que pagar. En segundo lugar, hay que reivindicar nuestro trabajo y reivindicarnos como periodistas. Creo que hemos agachado las orejas y hacemos lo que nos dicen que hagamos. Cada vez es una profesión menos gremial, en la que nos defendemos muy poco todos juntos. Hay infinidad de debates abiertos que debería afrontar la profesión periodística, desde el tratamiento de mil y una historias a cómo nos tratan los políticos. Esto no debería afrontarlo ni una persona sola ni un medio solo, esto debería afrontarlo la profesión en su conjunto. No estamos cohesionados y esto es un grave peligro.

¿No cree, además, que la sociedad no percibe la función de informar como algo relevante?

Se ha desvirtuado muchísimo el papel del periodista, porque la sociedad también piensa que Lydia Lozano es periodista. Lo es, porque tiene la carrera hecha, pero yo no considero que su trabajo sea una labor periodística. Como ya se llama periodista a todo, la sociedad está confundida. Hay un tótum revolútum ya no sólo en este tipo de trabajo, sino que, dentro del periodismo serio, hay cosas muy raras. Desde un periódico se ha hablado de conspiraciones en el 11-M y no ha pasado nada.

¿Cree que en España hay medios de comunicación en los que se hace buen periodismo?

Yo creo que hago buen periodismo. Está mal que lo diga de mí misma. Creo que en esta casa, la Cadena Ser, se hace buen periodismo. Creo que hay otros medios de comunicación en los que se hace buen periodismo. La otra pregunta que yo formularía es si al público le interesa el buen periodismo.

¿Y cuál es la respuesta?

No la tengo.

¿Cómo ha sido la experiencia de volver a la actualidad diaria después de estar dos años en un programa de fin de semana?

El regreso fue duro. Llevaba veintipico años en la información diaria y dejar de hacerla fue oxigenarme. Estaba muy a gusto y descubrí nuevos registros que pensé que no tenía. Pero tengo que reconocer que la actualidad diaria es lo que me gusta, necesito mi dosis de adrenalina.

Este trabajo tiene sacrificios. ¿Compensan las largas jornadas de trabajo?

Sí. Absolutamente. He cubierto los mayores acontecimientos recientes. He retransmitido en directo la caída de las Torres Gemelas, he estado en conflictos bélicos, he casado infantas... He hecho tantas cosas que, aunque sólo sea por mí, por un punto de egoísmo, ya valía la pena. Pero, además, todo eso se lo he contado a la gente.

La pregunta

¿Cómo le ha afectado personalmente la crisis?Creo que a todos nos ha afectado psicológicamente y a mí también. En primer lugar, porque gente de mi entorno se ha quedado sin trabajo y porque a algunos, como a mí, les han congelado el sueldo o se lo han bajado. Por tanto, el nivel de ocio o el ritmo de vida que llevábamos se ha retraído. Dejas de hacer ciertas cosas pensando en que la situación está así, pero no sabes si irá a peor. Yo creo que es más una afectación psicológica, al menos en mi caso, que una real, que también se produce. Yo, por ejemplo, este año no voy a hacer un gran viaje. Por ahora no es el momento, aunque tampoco me quedo en casa. Tengo un apartamento en Menorca y nunca iba en verano allí porque siempre hay mucha gente en esta temporada, pero este año pasaré en él una parte de mis vacaciones.

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