Se recuperan el consumo y la inversión
El Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó lo que venían anunciando anteriores estimaciones: la actividad interna se está reactivando sustentada por el consumo de las familias y la inversión en bienes de equipo de las empresas. Eso ha permitido que el PIB creciese entre abril y junio un 0,2% en términos intertrimestrales, aunque todavía sigue en negativo medido en términos anuales.
La recuperación del consumo de los hogares -que aumenta en términos anuales por primera vez tras siete trimestres seguidos de descensos- se ha centrado en la compra de bienes duraderos. Este tipo de compras, que exige una inversión considerable, es la más sensible a la confianza de las familias, lo que podría hacer pensar que hay una mejoría en las perspectivas de futuro. Es lo deseable. Sin embargo, hay dos factores que han influido claramente en estas ventas: el agotamiento en junio de la dotación de las ayudas del Plan 2000E para adquisición de vehículos y la entrada en vigor de la subida del IVA a partir del 1 de julio. Ambos tienen entidad suficiente como para que se haya adelantado la adquisición tanto de coches como de otro tipo de bienes duraderos. De hecho, la caída de las matriculaciones en julio y lo que va de agosto así lo confirma, lo que también sugiere dudas respecto a la fortaleza de esa confianza de las familias.
Más halagüeño es el comportamiento de la inversión en bienes de equipo, que se puede explicar en parte por el impulso del consumo, aunque cabe confiar en que el despegue de otras economías comunitarias haya contribuido igualmente. Muchas empresas europeas han aumentado sus pedidos en el semestre, favoreciendo las exportaciones españolas. Sin embargo, el arrastre del consumo interno y de la inversión ha provocado un aumento radical de las importaciones, descompensando la balanza comercial y generando una nueva disminución de la aportación exterior al crecimiento del PIB.
Esta circunstancia vuelve a demostrar que las empresas españolas siguen más pendientes del mercado interior, una tendencia que es preciso corregir fortaleciendo su posición frente a la competencia exterior. Para ello, es imprescindible recortar los costes productivos, tanto exógenos como endógenos, pero también seguir mejorando los niveles de calidad de productos y servicios. El Gobierno ha perdido fuelle en su decisión por cambiar el modelo productivo y generar un entorno que favorezca la competitividad. Es de esperar que de la reunión de ayer de la Comisión Delegada para Asuntos Económicos, presidida excepcionalmente por José Luis Rodríguez Zapatero, salgan los pilares no sólo para los Presupuestos de 2011 -a los que se aplicará un necesario recorte del gasto del 15% al 16%, con lo que volverán al nivel de 2006-, sino también para las reformas que hagan posible esa transición.