La Seda, o tener acreedores con piel de accionistas
Los analistas temen que la banca venda títulos para liquidar deuda
La vuelta de La Seda de Barcelona a los parqués no está siendo un camino fácil. La compañía ha encarado el verano con un plan de reestructuración bajo el brazo con el que promete salir adelante después de que la Comisión Nacional del Mercado de Valores mantuviera en suspenso su cotización en Bolsa desde el 5 de junio de 2009. Por el momento ha conseguido volver al mercado bursátil, sus acciones comenzaron a cotizar de nuevo el pasado 5 de julio. Desde entonces, sin embargo, han perdido un 44% de su valor. Sólo ayer, las acciones se dejaron un 7,1%, lo que las dejó a un precio de 0,065 euros.
La empresa tiene un proyecto ambicioso. La histórica química pretende reconvertirse en un grupo líder en fabricación de envases de plástico (PET Packaging). Un negocio en el que esperan hacerse con un tercio del mercado. Sus objetivos para el año pasan por obtener un Ebitda de 65,9 millones de euros, y un volumen de ventas que ronda los 1.000 millones de euros.
Para afrontar este reto, y convertir en viable un negocio que hacía aguas el pasado año, La Seda ha acometido una sustanciosa ampliación de capital. Tras un periodo de suscripción que duró del 17 de julio al 6 de agosto, la compañía emitió tres mil millones de acciones, a un precio nominal de 0,10 euros cada una. Después de efectuarla, La Seda suma 3.626 millones de títulos, de los que el 82,7% corresponden a nuevas adquisiciones.
Pese al éxito en la colocación, el principal condicionante de la operación es que se ha llevado a cabo para transmutar en títulos la deuda que arrastraban los acreedores. Esto deja los nuevos paquetes de acciones en manos de entidades financieras, con mayor interés por recuperar su dinero, que por financiar la nueva aventura empresarial de su deudor.
"Apreciamos un riesgo de presión vendedora por parte de los bancos acreedores", advierten los analistas de Banco Sabadell, quienes calculan que el 41,4% del capital de La Seda quedó en manos de estas entidades tras la ampliación de capital.
Seis sesiones cayendo
Un temor que pareció verse confirmado el mismo día en que dichas acciones comenzaron a moverse por los parqués. El 18 de agosto, primera jornada de cotización en el que se hacía efectiva la ampliación, los propietarios de las acciones corrieron a vender. La Seda se dejó un 17,8% en el día.
La evolución ha seguido siendo negativa desde entonces. Las seis sesiones posteriores han cerrado en rojo, si bien las pérdidas se han moderado ligeramente. Si el martes el valor cayó un 12,5%, ayer el descenso fue del 7%.
Los brókeres de Ahorro Corporación y UBS han sido los que de más capital se han desprendido en este tiempo. Sin que resulte demasiado representativo sobre la identidad de los propietarios de cada valor, los agentes de la primera han vendido papel de La Seda por valor de 1,9 millones de euros, seguidos de los intermediarios de UBS, que han colocado acciones por valor de 1,7 millones de euros.
El peligro que supone que los grandes propietarios de títulos de la compañía no sean más que acreedores con piel de accionistas, empaña las previsiones de los analistas. Los expertos de Sabadell, única entidad que los ha seguido desde su nuevo desembarco en la Bolsa, recomiendan vender las acciones. Aunque justo antes de la operación de ampliación de capital, con acciones a 0,10 euros, estos analistas barajaron un precio objetivo de entre 0,11 y 0,12 euros por título, en estos momentos dicha cifra está bajo revisión.
La compañía
La facturación de La Seda en 2009 fue de 863 millones de euros. Sus principales mercados son España, donde se dan el 20% de las ventas, Reino Unido (18%) y Turquía (14%), aunque operan en otros países de Europa.La deuda de 943 millones de euros que acumulaba en diciembre ha descendido a 464 millones, gracias a una reestructuración del crédito, la conversión de deuda en acciones y la desinversión en Portugal.