Irak, una guerra sin final para las cuentas de EE UU
Washington ha presupuestado 802.000 millones de dólares desde 2003.
La guerra de Irak no acaba, y menos para las deficitarias cuentas federales de EE UU. El repliegue de las tropas se está culminando y a finales de este mes apenas quedarán 50.000 efectivos que no se irán hasta diciembre de 2010. Pero la contienda, iniciada en 2003 para buscar unas armas de destrucción masiva inexistentes, no dejará de producir facturas en años. De momento, ya ha generado muchas. El presupuesto de la guerra contra el terrorismo iniciada en 2001, y que engloba labores de seguridad y el conflicto en Afganistán, asciende hasta ahora a 1,086 billones de dólares (856.000 millones de euros). De ellos, 589.000 millones de euros se han destinado a Irak. Y no serán los últimos.
Si se aprueba el presupuesto de 2011 y todas las partidas destinadas a Defensa para este país, la factura subirá hasta los 802.000 millones de dólares, según los cálculos efectuados a mediados de julio por el Congreso. Hasta abril, que es prácticamente el ecuador del año fiscal 2010, se estima que el gasto mensual, para pagos a los contratistas, militares y civiles en Irak, alcanza los 5.400 millones de dólares. Parte de estas cantidades se van a tener que mantener durante años y no sólo para financiar los últimos movimientos de tropas, sino porque el aumento de la actividad diplomática excepcional en el país llevará aparejada un alza de subcontratas privadas para proveer de seguridad a la ciudadanía. El presupuesto para ayuda externa y operaciones diplomáticas ha pasado de los 4.000 millones como media anual (salvo en 2004 cuando se aprobaron 20.000 millones para financiar la reconstrucción) a 8.900 millones en 2010 y previsiblemente ascenderá a 8.700 millones en el presupuesto de 2011.
Más cara que la recesión
Así, la cantidad total comprometida es mayor que los 787.000 millones de dólares que presupuestó Barack Obama en el llamado ARRA, el estímulo fiscal para salir de la recesión aprobado en 2009. Además, está muy lejos de los primeros cálculos que hizo la Administración de George Bush. Donald Rumsfeld, entonces titular de Defensa y Mitch Daniels, director de la Oficina de Gestión del Presupuesto, dijeron que costaría 60.000 millones en el peor de los casos.
Dado que la Administración Obama ha decidido intensificar su compromiso en Afganistán y desde junio hay más tropas en este país que en Irak, no va a ser posible lograr muchos ahorros. De hecho, el presupuesto final hasta 2011 para Afganistán se estima que absorba 455.000 millones de dólares y según calculó en enero la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO), dependiendo del número de tropas en Irak y Afganistán, la cuenta que pase la guerra contra el terrorismo a la deficitaria EE UU hasta 2020 puede llegar a ser billonaria: 1,88 billones de dólares (1,49 billones de euros).
A crédito
En 2007, la CBO calculó los gastos en Irak y Afganistán asumiendo que las operaciones futuras se financiarían a crédito como entonces. Los intereses de 2001-17 serían 415.000 millones. En El precio de la Libertad, Robert Hormats, ex alto cargo de Goldman, criticó que EE UU rebajara impuestos en tiempos de guerra.
Veteranos, unos costes a muy largo plazo
En 2007, el informe sobre los costes de la llamada guerra contra el terrorismo elaborado por el CBO hizo un raro ejercicio de crítica a un cálculo elaborado por los profesores de economía Linda Bilmes y Joe Stiglitz (premio Nobel), que después transformaron en un libro titulado La guerra de los tres billones (en 50 años).Buena parte de los costes con los que se disparaba la factura final, de acuerdo con Bilmes y Stiglitz, eran la suma de los derivados de las atenciones médicas y las bajas a los veteranos. El CBO arremetía contra estas partidas, pero en un reciente artículo Bilmes defendió la vigencia de sus cálculos.Dos millones de militares han participado en las guerras de Irak y Afganistán en los últimos nueve años, recuerda esta economista de Harvard. De ellos, 450.000 ya han solicitado pensiones por incapacidad a consecuencia de los combates y los pagos por estas prestaciones está previsto que perduren durante décadas.El artículo, publicado en un diario californiano la pasada semana, destaca que los pagos por incapacitación a los veteranos de la I Guerra Mundial no llegaron a su máximo (es decir, dejaron de crecer) hasta 1969. Es decir, 50 años después de que se firmara el armisticio que puso final al conflicto. Por lo que se refiere a la II Guerra Mundial, el pico de estas compensaciones se alcanzó en los años ochenta y EE UU aún tiene que alcanzar la fecha en la que empiece a declinar la cuenta de lo que desembolsa a los veteranos que combatieron en Vietnam.