Las aseguradoras superan la crisis financiera pero topan con la naturaleza
El seguro europeo deja atrás la crisis financiera. Las 11 mayores firmas del sector y Mapfre ganaron juntas 12.035 millones de euros, un 66% más. Aun así, sus cuentas sienten los efectos de varias grandes catástrofes en el semestre.
La depreciación masiva de inversiones a causa de las turbulencias financieras comienza a ser un mal recuerdo en vez de un problema presente para las aseguradoras. Todas las grandes compañías de Europa anotaron beneficios en el primer semestre, en contraste con el año pasado, cuando tres se encontraban en pérdidas por estas fechas.
Los 11 mayores grupos por capitalización del continente y Mapfre (decimonoveno del ranking) anotaron unas ganancias conjuntas de 12.035 millones de euros entre enero y junio. Esta cifra es un 66% mayor a la apuntada en el mismo periodo de 2009.
La facturación conjunta por primas creció un 5%, hasta 230.625 millones. Swiss Re fue la única firma que no incrementó sus ingresos debido a su política de suscripción de riesgos más estricta. Precisamente, tanto este grupo helvético, como Aegon y Prudential, destacaron en sus respectivas notas a los inversores el decreciente lastre que suponían las inversiones tóxicas en que incurrieron en el pasado.
Otro problema más habitual ha venido a atarear las mentes de los primeros espadas del seguro: las catástrofes naturales. Todos apuntan que el pasado invierno resultó especialmente duro en el Viejo Mundo. A esto se ha sumado el ciclón Xynthia, que barrió los países atlánticos en febrero, así como las inundaciones y tormentas de Europa central.
En todo caso, la catástrofe más llamativa fue el terremoto de Chile. Ocasionó un impacto importante en grupos aseguradores como Mapfre o Generali, así como en las grandes reaseguradoras de Alemania y Suiza. Munich Re la reconoce, incluso, como la tercera catástrofe más onerosa de la historia tras el huracán Katrina (2005) y el ataque terrorista sobre las Torres Gemelas de Nueva York (2001). El seísmo de Haití tuvo un precio muchísimo más alto en vidas humanas, pero no ha golpeado las cuentas del sector por el ínfimo nivel de aseguramiento del país caribeño.
La desidia humana
Pero no sólo los "Actos de Dios" afectan las cuentas. La desidia del hombre también se reserva un lugar. La explosión el pasado 20 de abril de una plataforma petrolífera de BP en el Golfo de México ha comenzado a dejar un reguero de siniestralidad que se incrementará en los próximos trimestres cuando a los daños materiales se sume el pago de indemnizaciones a los colectivos perjudicados por el vertido de crudo.
Las grandes catástrofes han deteriorado las ratios de siniestralidad del ramo de no vida. Las entidades también anotan que en algunos mercados importantes se da una dura competencia de precios.
El primer semestre del año también asistió al fracaso de la mayor operación aseguradora de la historia: la opa lanzada por la británica Prudential sobre AIA, la división asiática de AIG.
Estirón del negocio de vida y de la gestión de activos
Entidades como Allianz, Axa o Swiss Re han destacado la positiva contribución de sus gestoras de activos a los resultados. El grupo germano matiza aún así que "dada la volatilidad de los mercados de capitales no podemos prever que se repita esta destacada actuación en el segundo semestre". Entre tanto, la mayor propensión al ahorro en el mundo ha favorecido las ventas de productos de vida.Aún así, estas aportaciones positivas no han evitado el descenso del sector en Bolsa. El índice Bloomberg European 500 Insurance Index cede un 1,71% en lo que va de año por las catástrofes naturales, los altibajos del sector financiero y las dudas sobre la deuda pública del sur de Europa.