La fragilidad de la zona periférica
El mercado de deuda de la zona periférica del euro está en retroceso otra vez. El bajo volumen de comercio influye, pero las malas noticias y la fragilidad del mercado están elevando el riesgo de inflar más la deuda soberana. El banco Central Europeo se podrá ver obligado a dar más apoyo si la situación empeora.
El impulso de los mercados tras los resultados de los test de estrés fue corto. La deuda pública irlandesa ha provocado un duro golpe tras conocerse la necesidad de un rescate mayor de lo esperado de 10.000 millones de euros para el estatal Anglo Irish Bank y de una subasta de bono la próxima semana. El diferencial de los bonos irlandeses a 10 años frente al alemán se sitúa ahora en casi 300 puntos básicos, 60 puntos más que la semana pasada, pese a los rumores de compra por el BCE.
Los inversores también se han asustado por el comentario del presidente José Luis Rodríguez Zapatero de que puede elevar los estímulos fiscales y los peores datos de previsión de Grecia. El riesgo crediticio sobre la deuda pública española ha regresado por encima de los niveles previos a las pruebas de resistencia.
La interpretación de los datos de agosto, cuando los volúmenes son bajos y muchos inversores están de vacaciones puede ser complicada. Pero muestra que el mercado de bonos de la zona periférica es todavía vulnerable y que apenas funciona. Los mercados se asustan con facilidad y los inversores están reacios a asumir cualquier riesgo ante la subasta de bonos.
En el lado positivo, los Gobiernos de esta zona no necesitan emitir más deuda este año. Irlanda ya ha completado más del 80% de sus préstamos. Pero el impacto de los programas de austeridad no se ha sentido todavía, mientras que países como España e Italia pueden tener dificultades para implantar las reformas y los bancos más débiles no pueden pedir aún financiación en el mercado internacional, lo que frena el grifo del créditos.
Salvo una inesperada crisis, no es probable un retorno del pánico en el mercado en el corto plazo. Pero la debilidad puede llevar al BCE a tomar una acción más agresiva, ya sea ampliando sus préstamos ilimitados a largo plazo más allá de 2010 o elevando las compras de bonos. El fin de la crisis no se vislumbra aún.
Por Neil Unmack