Mutua recobra su vocación aseguradora
Mutua Madrileña vuelve a sus raíces. La salida del capital de Sacyr Vallehermoso, comunicada el pasado 7 de julio, fue mucho más que el anuncio de otra transacción bursátil más. Esta operación dio carpetazo final al peculiar modelo de gestión que ha diferenciado a la aseguradora de sus pares durante casi una década. La compañía retoma una senda más ortodoxa.
Históricamente, la entidad había destacado por su marcado carácter conservador. Sólo operaba en una provincia (Madrid) y en un ramo (autos), e invertía buena parte de su patrimonio en edificios singulares. Pero Mutua rompió los moldes en un sector habituado a la gestión de "sota, caballo y rey" a partir de 2002. Aquel año, se puso al frente de la compañía José María Ramírez Pomatta. Este abogado madrileño emprendió el camino de la diversificación en el negocio asegurador y puso en marcha una vertiginosa política de inversión en Bolsa.
Durante su mandato, el grupo solicitó licencias para operar en hogar, accidentes y defensa jurídica, adquirió la totalidad de su autoclub y Aresa, una compañía catalana de salud. De entonces también datan las aperturas de delegaciones en las principales capitales de provincia.
Pero la gestión de Ramírez Pomatta sobresalió en el resto del sector por su firme apuesta por la renta variable. Las aseguradoras españolas destinan de media dos tercios de su patrimonio a renta fija. El porcentaje restante se reparte principalmente entre tesorería (9%) e inmuebles (5%). El peso de los valores cotizados es casi residual (3%). Mutua se saltó ese guión. Entre 2002 y 2008 fue haciendo parada y fonda en Popular (3,8%), ACS (3%), Colonial (10%) y Santander (1,17%). Su estrategia era desembarcar en el capital, tratar de lograr representación en su consejo de administración (algo que le negaron Popular y ACS) y retirarse tras acumular unas plusvalías adecuadas.
La jugada funcionó mientras el viento bursátil sopló de cola, pero al llegar el cambio de ciclo económico mantenía en sus manos un 2% de Repsol y, sobre todo, un 5% de Sacyr Vallehermoso. Este valor ha sido particularmente vapuleado por los mercados en estos últimos años. La nueva coyuntura económica coincidió con un cambio en la cúpula de Mutua. Ignacio Garralda tomó sus riendas a principios de 2008. Bajo la nueva presidencia, ha puesto el foco en la actividad aseguradora y rediseñado sus inversiones.
En primer lugar, la compañía ha revisado a la baja su política tarifaria e impulsado los servicios a los mutualistas. La guerra de precios en autos hacía mella en su cartera de clientes, la más estable el gremio históricamente.
En materia de inversiones inmobiliarias, ha optado por desprenderse de algún inmueble menor e invertir 100 millones en un plan de reforma integral de otros 12 edificios. Además, sopesa la compra de bloques de oficinas en ciudades europeas de primer orden para reducir su dependencia del maltrecho mercado madrileño. La aseguradora aún tiene pendiente lograr suficientes inquilinos para llenar la Torre de Cristal, uno de los mayores rascacielos de España edificado durante la anterior presidencia. De momento, ya ha conseguido el primero: la firma integrada de proyectos (project management) Bovis Lend Lease. A principios de julio, Mutua Madrileña anunció la compra por 120 millones de euros de 31 aparcamientos subterráneos a FCC. Con esta compra, señalaba la compañía en una nota, se buscan "rentabilidades atractivas a largo plazo con un perfil de riesgo muy moderado".
Ya en sus primeras intervenciones públicas, Garralda anunció la intención de Mutua de desprenderse de su participación de Sacyr. Finalmente, la compañía ha vendido a 4,10 euros por acción. En 2006, pagó 32 euros por título. En el último año, el valor ha oscilado entre los 3,71 y los 13,95 euros. A pesar de este serio traspiés, la experiencia bursátil de la aseguradora ha sido positiva. Sus siete compraventas arrojan unas plusvalías acumuladas de 562 millones. La situación con Repsol, valor que mantiene, es más cómoda. La petrolera otorga una rentabilidad por dividendo que supera el 5,5%, su volatilidad es inferior a la de Sacyr y, aunque aún presenta minusvalías latentes, su comportamiento final se verá el día que se venda.
Proyectos de futuro
Grado a grado, Mutua ha ido cambiando el rumbo. De cara al futuro, Ignacio Garralda ha definido algunas prioridades. Desea sacar partido a la reordenación del mapa de cajas y sellar alguna alianza de bancaseguros. El ejecutivo también ha hecho pública su intención de aprovechar el vasto patrimonio del grupo para realizar alguna adquisición en el ramo de hogar y en el ámbito de las gestoras de fondos. Por otra parte, el pasado año se puso en marcha Globalis Seguros, filial especializada en el negocio de flotas de vehículos. El grupo recobra su vocación aseguradora.