Empujoncitos para la banca
Los astros parecen haberse alineado para soportar un rebote de los mercados desde hace tres semanas, precisamente cuando los llamamientos a comprar oro, comida y armas para soportar el advenimiento del Apocalipsis eran más sonoros. El Ibex se acerca al nivel clave de los 10.800 cabalgando sobre un sector financiero que no para de recibir buenas noticias por el lado de los supervisores. Aún no sabemos si es bueno o malo.
La novedad más relevante es el cambio de tercio en lo relativo a las normas de Basilea III. Como sucede en el ámbito militar, donde en cada guerra los generales combaten la guerra pasada, Basilea III trata de blindar la financiación de la banca para evitar que su excesiva dependencia del mercado de papel a corto plazo desemboque en un credit crunch. Muy bien sobre el papel. Pero ello supone recapitalizar el sector, lo que en el contexto actual, posiblemente significase menos crédito. Ahora bien, por el lado contrario, dejar para 2018 la aplicación de esta normativa es fiarla a un plazo extremadamente largo.
Los supervisores bancarios tienen un difícil equilibrio. Existía un cierto consenso sobre la necesidad de reformar las exigencias de capital, después de que Basilea II se demostrase como una regulación demasiado procíclica. Pero cuando ha llegado la hora de la verdad la presión del sector bancario y el temor a un credit crunch han enfriado este impulso.
Sumado este efecto al de los test de estrés -éste muy descontado antes de su publicación-, el panorama para el sector bancario es mucho mejor que hace un mes. Queda la tentación de interpretar ambas medidas como un soporte artificial para un sector muy tocado. Pero el mercado, de momento, ha comprado la idea, y eso ha permitido al BBVA y a Bankinter reabrir el mercado de deuda, además de provocar un tirón en el Ibex que habrá hecho daño en los gestores que estaban cortos sobre los activos de riesgo y la banca hace cinco o seis semanas.