El paro del metro no se contagia
Los trabajadores de Metro de Madrid pusieron fin ayer a la huelga que han protagonizado durante siete jornadas en, dos de ellas salvajes, en las que no se cumplieron los servicios mínimos y la capital sufrió un auténtico caos. El acuerdo al que llegaron este fin de semana la mayoría de los representantes sindicales y la empresa, y que fue refrendado ayer por los trabajadores, rebaja al 1% el recorte salarial que en un principio iba a ser del 5%, según la ley de recortes a los empleados públicos elaborada por la Comunidad de Madrid.
Así, los paros han servido para forzar a la empresa a rediseñar el ahorro de 7,9 millones de euros que deben lograr en el metro. De esta forma, con la rebaja del 1% -que según el texto del acuerdo se aplicará a "todos los conceptos salariales"- se conseguirá un ahorro de dos millones, y los seis millones restantes se lograrán con rebajas de otros costes como los de formación, gastos de viaje, horas extraordinarias o la no reposición de personal.
Es más, estas mismas fuentes precisan que en el trasfondo no escrito del acuerdo existe la posibilidad de que se produzca la reposición de este recorte salarial, antes de lo previsto (que es la vigencia de la Ley de Medidas Urgentes), a través de otras fórmulas ligadas a un exceso de cotizaciones que ahora pagan empresa y trabajadores.
A la vista de estos logros no es raro preguntarse si el resto de las empresas públicas afectadas por el ajuste decretado por Aguirre no están pensando en emular a los trabajadores del metro para conseguir menores recortes en sus nóminas. Es más, incluso entre los empleados públicos que trabajan directamente para la Comunidad de Madrid existe un malestar, a la vista del éxito de la huelga del suburbano, ya que hay colectivos que opinan que no han ejercido toda la fuerza de la que disponen para combatir la merma salarial.
Sin embargo, el contagio de esta huelga queda descartado desde los principales sindicatos, CC OO y UGT. Fuentes de ambas centrales aseguraron ayer que ni los trabajadores de Telemadrid ni los del Canal de Isabel II -la empresa que gestiona el agua en la capital-, que son las dos principales empresas afectadas por los recortes, tienen previsto ir a la huelga para frenar la disminución del 5% de sus salarios.
Hay razones particulares en cada una de las empresas y otro motivo común que comparten con el resto de empleados públicos. En el caso de Telemadrid, sus trabajadores siguen viendo planear sobre sus cabezas un ERE frustrado en su día, que podía llegar a afectar a la mitad de su plantilla, por lo que de momento no habrá más movilizaciones. Mientras que en la compañía de aguas el recorte salarial ha coincidido con los planes de la privatización parcial de la compañía.
A todo esto hay que añadir la consigna no escrita en los comités de CC OO y UGT de concentrar sus fuerzas en movilizar a sus trabajadores para la huelga general del 29 de septiembre. No obstante, la posición de fuerza de los sindicatos en el transporte público es patente. Lo demuestra la existencia de otros conflictos enquistados como ocurre en el metro de Valencia y el tranvía de Alicante, en donde hay programadas nuevas huelgas para finales de este mes.