Los vigilantes del mercado de bonos
Se acuerdan de aquella serie, Los vigilantes de la playa? Pues ahora, en los mercados tenemos nuestro particular grupo de vigilantes, aunque desgraciadamente no están liderados por Pamela Anderson o David Hasseldorf (que no se diga que sólo escribo para hombres).
No, a estos vigilantes no les podemos poner cara. A veces ni siquiera nombre. Y no salvan bañistas. Salvan inversores. Son los bond vigilantes. Sí, como suena, con la palabra vigilantes escrita igual que en castellano. Su composición es variopinta y no actúan coordinadamente. En terminología anglosajona los bond vigilantes pueden ser agencias de calificación, medios de comunicación o economistas de prestigio que toman una preponderancia especial cuando hay que vigilar lo que ocurre en el mercado de bonos. Un ejemplo: en la época en la que pensábamos -y los demás se lo creían- que estábamos en la Champions League, ¿a que no se hablaba tanto de las agencias de calificación? Ni del Paul Krugman.
En cada periodo hay unos protagonistas en el mercado. En los 80 eran los brókeres. En los 90, eran jóvenes sin corbata que montaban empresas puntocom y ejecutivos bancarios que organizaban las correspondientes OPV. En ambas épocas los protagonistas olían a liquidez, a que sobraba dinero en los mercados. La llegada al papel protagonista de los bond vigilantes representa algo más gris. Nos recuerdan que estamos y vamos a estar durante un periodo largo en un mundo donde el dinero es un bien muy escaso porque todo el mundo está endeudado hasta las cejas.
Escribí hace tiempo un artículo que se llamaba "Demasiadas deudas para tan poco dinero", en el que alertaba que se abría un proceso de realineamiento de los tipos de interés que se traduciría en subida de diferenciales para los deudores menos solventes, tanto empresariales como estatales. Así pasó y fue la primera señal de que entrábamos en una nueva época, en la que habría que tener muy en cuenta las cuestiones relacionadas con acreedores y deudores a la hora de invertir. Los bond vigilantes son la segunda.
Víctor Alvargonzález. Consejero delegado de Profim