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Tribuna
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Por mal camino

En un principio parecía un rumor, pero no. Desgraciadamente es cierto. El Ministerio de Fomento, precisamente el que posee una mayor capacidad del gasto dentro del Gobierno central y, sobre todo, uno de los que puede ofrecer más posibilidades para ayudar al sector de la construcción a salir de la crisis, decide ahora dar un tijeretazo a la obra pública.

Este recorte, que supondrá la reducción de 6.400 millones de euros para 2010 y 2011, se une al ya realizado por esta misma Administración, de 1.500 millones, el pasado mes de enero. En definitiva, 7.900 millones de euros menos que, según el Gobierno, ayudarán a salir de la actual situación económica por la que atraviesa el país y que, sin embargo, se traducirán en 115.000 trabajadores de la construcción más en las listas del desempleo.

Es decir que, en unos breves meses, el paro en la construcción podría alcanzar las 900.000 personas, si tenemos en cuenta las últimas cifras ofrecidas por el Servicio Público de Empleo Estatal, que registró un total de 761.464 desempleados en el sector. De esta manera, el leve descenso en el número de parados que se venía experimentando durante los últimos tres meses volvería a girar hacia la insostenible situación que llevamos atravesando desde el pasado 2008.

Esta disminución en la inversión de Fomento supondrá una importante demora en los plazos de finalización de obras, además de la anulación de importantes contratos en ejecución, la suspensión temporal de actuaciones y el retraso de nuevas licitaciones.

Pero esto no es todo. Con esta reducción presupuestaria, el ministro de Fomento no sólo está retrasando la puesta en marcha del Plan Extraordinario de Infraestructuas (PEI) que presentó el pasado mes de abril. Además, todos los proyectos de obra pública que actualemente están en marcha (cerca de 3.000) sufrirán un retraso medio de, al menos, un año en los plazos de ejecución. Además, se prevé que sólo se finalizarán las actuaciones que ya cuenten con un grado de ejecución de en torno a un 90%.

Esto supondrá la paralización o anulación de más de 1.000 kilómetros de autovías. Entre éstas cabe destacar actuaciones tan importantes en carreteras como las de la autovía del Mediterráneo, la del Duero y la del Cantábrico, el remate de la autovía de la Plata o las líneas de alta velocidad (AVE), con excepción de la de Valencia.

Y aún podrían verse afectadas algunas más. Porque, para más inri, un mes después de que el Ejecutivo hiciera público este recorte, el ministro aún no ha presentado el listado definitivo de los proyectos que se verán afectados. Todo ello, claro está, con la consecuente incertidumbre que esta espera genera, tanto para constructoras como para los trabajadores.

Con el duro panorama al que nos enfrentamos ante esta decisión llevada a cabo por el Ministerio de Fomento, desde Fecoma-CC OO instamos al Gobierno a considerar el enorme riesgo en el que está poniendo la situación de 115.000 familias de nuestro país, a las que hay que sumar los cerca de 800.000 parados que ya engrosan las listas de desempleo en el sector.

Y no sólo esto. El citado recorte también pone en peligro el futuro de miles de empresas, y no sólo de la construcción, sino también de la industria y los servicios, que necesitan urgentemente la ejecución de estos proyectos para conseguir aumentar su producción, ventas o distribución como única vía para asegurar su existencia. Sin olvidar el impacto que estos recortes suponen para el desarrollo y la cohesión territorial de las zonas más afectadas por los mismos.

En unos momentos en los que la edificación residencial sigue bajo mínimos y en los que las políticas de rehabilitación son sólo una declaración de principios, recortar la obra pública pude significar el golpe de gracia para un sector, la construcción, que, pese a quien pese, sigue jugando un papel fundamental en la economía y el empleo de nuestro país y que lo va a seguir jugando en los próximos años.

Va por mal camino, señor presidente. No actúe únicamente sobre el gasto. Busque fórmulas para incrementar los ingresos -como podría ser la puesta en marcha de una reforma fiscal-. Porque, si no, ni la construcción ni ningún otro sector podrá escapar de esta crisis.

Fernando Serrano, Secretario general de Fecoma-CC OO

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