Sensatez y seguridad en las renovables
La Bolsa premió ayer a las compañías de energía renovable, especialmente a las que tienen producción eólica y termosolar, tras el acuerdo que las patronales del sector alcanzaron con el Ministerio de Industria a última hora del pasado viernes. El pacto, que supone un recorte del 35% de las primas a las instalaciones energéticas y un ahorro para el erario público de unos 1.300 millones de euros hasta el año 2013, devuelve visibilidad a la política de incentivos a la energía verde y proporciona seguridad jurídica a la inversión, tras llevar unos cuantos meses cuestionada. Ahora los proyectos empresariales y los inversores que quieran apostar por ese tipo de riesgo saben a qué atenerse, pues tienen un panel de incentivos claro ante sí, que además proporciona racionalidad a la política tarifaria, y supone un ahorro nada despreciable para unas arcas públicas realmente apuradas.
El sistema de incentivos a la generación de energía de origen renovable se había convertido en España en un acelerador del precio final que aparecía en los recibos de los particulares y empresas, así como en un coste para las arcas públicas por la acumulación del déficit tarifario. Además, el mecanismo, sobre el que las autoridades públicas habían perdido en parte el control, se había convertido también en un estímulo desmedido al exceso de oferta, a la burbuja. El negocio crecía a niveles exponenciales en un reparto de competencias entre las comunidades autónomas y el Ministerio de Industria, en el que las primeras autorizaban licencias sin ningún límite, porque el segundo abonaba las primas en un contexto de ilusoria abundancia presupuestaria.
Los límites estimados para las energías fósiles y la escalada de precios que habían alcanzado en los últimos años justificaban un impulso presupuestario a la generación de energía verde. Pero tal estímulo tiene que tener límite y no convertirse en antieconómico por el simple hecho de encarecer más que facilitar la generación. La limitación, ahora iniciada, tiene que concretarse en el pacto que preparan Gobierno y Partido Popular para que el mix de generación energética sea el más adecuado posible tanto desde el punto de vista financiero como desde la eficiencia energética, de tal manera que la demanda comience a abonar por la energía lo que cuesta, pero no más de lo que cuesta.
Las empresas españolas de energías renovables, que han tenido un impulso financiero e industrial formidable con las políticas practicadas en los últimos años, deben utilizar su conocimiento, posición industrial y fortaleza financiera para explorar en el exterior un mercado en el que pueden replicar el liderazgo ejercido hasta ahora aquí. Oportunidades como la que Estados Unidos ha brindado a Abengoa deben completar las que ya están ejecutando Iberdrola, Acciona o Gamesa.