Boeing, Airbus, el león y las zapatillas
EE UU y Europa tendrán que volver a pactar un nuevo marco para el sector.
El informe final de la Organización Mundial de Comercio (OMC) sobre la denuncia que Estados Unidos presentó en 2004 contra la Unión Europea por posibles ayudas ilegales a Airbus confirma las conclusiones que se habían filtrando desde el año pasado: que gran parte de las subvenciones recibidas por la filial de EADS atentan contra las reglas del comercio internacional.
El grupo de trabajo de la OMC considera ilegales la mayor parte de las ayudas al lanzamiento con las que ha contado Airbus para poner en marcha sus principales programas de aviones comerciales. En este punto, Boeing, el rival estadounidense del fabricante europeo, y sus partidarios hacen hincapié en dos casos concretos: el del superavión A-380 y el del A-330, el modelo que sirve como base para el avión cisterna (tanquero) con el que EADS quiere llevarse un contrato del Pentágono valorado en 35.000 millones de dólares (28.102 millones de euros). El grupo norteamericano cree que, sólo en estos dos proyectos, Airbus se ha beneficiado de ayudas ilegales que rondan los 9.700 millones de dólares (7.785 millones de euros).
El informe entiende que las ayudas al lanzamiento no son ilegales como tal pero sí las condiciones en que se firmaron, con unos tipos de interés por debajo de los habituales en el mercado. Esto incluye, por ejemplo, las subvenciones que España ha facilitado al fabricante europeo en cinco modelos distintos de aviones. También cuestiona las ayudas de los otros países socios de Airbus (Alemania, Francia y Reino Unido).
La OMC también cree que la UE ha incumplido la ilegalidad con subvenciones a la construcción de determinadas infraestructuras de la empresa, como es el caso de la plantas de Airbus en Tablada, San Pablo y La Rinconada (Sevilla), Illescas (Toledo) o Puerto de Santa María y Puerto Real (Cádiz).
El organismo internacional también ha puesto en cuestión las ayudas y préstamos concedidos a la compañía en materia de investigación y desarrollo, muchas de ellas al amparo de los distintos programas marco de la Unión Europea. Un punto importante, como ha destacado Airbus, ya que puede ser decisivo en el informe que la OMC está elaborando sobre la denuncia que planteó la UE contra EE UU en respuesta a la demanda norteamericana.
En este caso, sobre el que ya habrá unas conclusiones preliminares a mediados de mes, Europa acusa a Boeing de haberse beneficiado desde finales de los años 80 de unos 16.600 millones de dólares (13.335 millones de euros) de subsidios federales asociados a inversiones en I+D, principalmente a través de la NASA y del Departamento de Defensa. Ayudas que han ido destinadas, en muchos casos, a proyectos que han favorecido a sus aviones comerciales.
El A-350 queda fuera
Pese al varapalo sufrido, Airbus ha expresado su satisfacción porque no ha quedado probado que las ayudas recibidas hayan causado daño a la industria relacionada con la aeronáutica en Estados Unidos ni que hayan acelerado la destrucción de puestos de trabajo.
La OMC tampoco se ha decidido a incluir en su informe las ayudas al lanzamiento que los socios de Airbus han acordado facilitar para la puesta en marcha del nuevo A-350, el avión que competirá con la apuesta más reciente de Boeing, el 787 Dreamliner.
Pese a que el informe final ya está sobre la mesa, a la batalla que enfrenta a Europa y EE UU le queda todavía mucho trecho por recorrer. En primer lugar, por lo que pueda derivarse de la citada investigación contra los norteamericanos. En segundo, porque las propias conclusiones del documento contra Europa pueden ser recurridas por las partes en los próximos 60 días, lo que abre la posibilidad a alguna modificación. En tercer lugar, porque, aunque al final no se cambie ni una coma del informe, la OMC no tiene potestad para imponer sanciones y cualquier decisión queda en manos de los países implicados.
Lo que parece claro es que, al final, estadounidenses y europeos tendrán que volver a sentarse a dialogar y pactar nuevas condiciones para el sector. Alguno de los negociadores podrá recordar el caso de los dos amigos que acamparon en la sabana africana y, en mitad de la noche, asustados por los rugidos demasiado cercanos de un león, decidieron huir. Cuando uno de ellos estaba ya saliendo de la tienda de campaña, se dio cuenta de que su colega seguía dentro, entretenido en calzarse unas deportivas. "No te creas que así vas a correr más que el león", le dijo. A lo que su colega le espetó: "Me basta con ser un poco más rápido que tú". En el sector aeronáutico también se trata de correr más rápido que la competencia. Pero o todos descalzos o todos con zapatillas.