Las cajas afrontan su enésima metamorfosis
Son muchos quienes creen que el fin del sector se acerca al entrar capital privado.
El plazo fijado por el Gobierno y el Banco de España para la reordenación de la banca venció ayer. Al hacer balance, el supervisor recordaba el martes que 39 de las 45 cajas -que representan el 92% de activos del sector- están inmersas en algún tipo de fusión. Se trata de un cambio muy importante, pero ni mucho menos el más radical que han afrontado las cajas en sus dos siglos de historia.
Algunas de las operaciones que se han anunciado son auténticos hitos. Rodrigo Rato ha logrado, con el pacto entre Caja Madrid, Bancaja y otras cinco pequeñas cajas regionales, poner en jaque por primera vez en lustros la posición hegemónica de La Caixa.
Además, tanto en el citado proceso de integración como en otros cuatro, se ha conseguido dejar de lado el tradicional tabú de las fusiones entre entidades provenientes de varias comunidades autónomas. En el grupo de Caja Madrid participan cajas de cinco regiones diferentes, algo que habría parecido inabordable hace tan sólo dos años.
Otro cambio importante es la generalización de los Sistemas Institucionales de Protección (SIP), una modalidad de cooperación reforzada que nunca antes se había utilizado en la banca.
En estos seis meses, el sector también se ha visto sacudido por otros acontecimientos de calado, como la salida de Juan Ramón Quintás de la presidencia de la CECA, tras 14 años al frente de la patronal de las cajas, o la intervención de Cajasur por su mala situación financiera.
"Ha habido muchas novedades durante el semestre, pero no ha sido el periodo de mayor transformación que han vivido las cajas en su historia", explica un veterano del sector. "La entrada en vigor de la ley Fuentes Quintana, en 1977, sí que constituyó un proceso revolucionario, porque equiparó a las cajas con los bancos y les permitió conceder créditos a los clientes minoristas. También la liberalización de 1988, cuando se permitió a las cajas abrir sucursales fuera de su zona natural constituyó un cambio muy importante", explica.
Al margen de las fusiones y el proceso de adelgazamiento del sector, la gran transformación que se avecina es la creación de nuevos instrumentos para que puedan captar capital. La previsión es que los grandes partidos acuerden durante este mes que cada caja pueda tener su propio traje a medida para recapitalizarse. La nueva regulación les permitirá elegir entre emitir cuotas participativas que tengan derechos políticos (para hacerlas más atractivas que las actuales), utilizar la sociedad central del SIP para emitir capital, o transferir el negocio financiero a un banco, que esté controlado al 100% por una fundación (como ocurre con el caso de Caja Castilla La Mancha), y que también pueda acudir a los mercados.
Cajas, 'bye bye'
Estas dos últimas alternativas levantan muchos recelos tanto entre los directivos más clásicos del sector, como entre los sindicatos, que consideran que con estas iniciativas se acabará con la singularidad jurídica de las cajas, que terminarán siendo idénticas a los bancos. El portavoz socialista en la comisión del Tribunal de Cuentas del Congreso, Manel Mas, aseguraba ayer que el proceso puede acabar con el "desguace" del sistema financiero como el que supuso hace años la desaparición de la banca pública. "Cajas, bye bye", resumió.
Frente al fatalismo de algunos, son muchos los directivos del sector que confían en que los cambios no acaben con la singularidad de las cajas. La ventaja que tienen es su capacidad de metamorfosis. Desde su creación, como montes de piedad que buscaban el acceso al crédito a las clases más desfavorecidas, hasta su naturaleza actual, estas entidades han sufrido constantes transformaciones que las han puesto en algunas ocasiones al borde de la desaparición. Sin embargo, al final siempre han logrado sobrevivir y mantener su ADN de servicio a la sociedad y arraigo al territorio.
"Las cajas tenemos una capacidad de adaptación inmensa. Hace 20 años éramos 80, al comienzo de este año 45 y dentro de un lustro tal vez sólo queden 10 o 12 entidades, pero seguirán manteniendo la marca caja de ahorros y la obra social", explican en el sector.