Un paro salvaje en Madrid deja sin metro a dos millones de usuarios
Indignación y rabia. Ese fue el sentimiento de los dos millones de madrileños que no pudieron utilizar ayer el metro ante el incumplimiento de los servicios mínimos fijados por el Gobierno regional. A última hora, los antidisturbios intentaron sin éxito dar cobertura a Metro de Madrid para restablecer el servicio al aeropuerto de Barajas.
Tras una primera jornada de huelga el lunes en la que se respetaron los servicios mínimos fijados del 50%, la segunda trajo ayer el caos a Madrid. Todo se inició el lunes por la noche, cuando la asamblea de los trabajadores de Metro de Madrid decidió no respetar los servicios mínimos fijados para ayer y hoy. El principal argumento era la aprobación el lunes por la tarde de una ley en la Asamblea de Madrid que obligaba a los 7.500 empleados del suburbano a bajarse el sueldo un 2,1%. Aunque es menos de la mitad de la rebaja aprobada para los funcionarios, los sindicatos la calificaron de "inaceptable" al considerar que el recorte salarial no afecta a los trabajadores de las empresas públicas.
Pese a los intentos de última hora del Gobierno regional para restablecer los servicios mínimos, los sindicatos no dieron su brazo a torcer. El caldo de cultivo para el caos estaba servido. A las 6.00 de la mañana se abrieron las bocas del metro y los andenes empezaron a llenarse de viajeros como todos los días. Lo único que varió fue que ningún tren salió de las cocheras, puesto que se lo impidieron los piquetes distribuidos en las cabeceras de cada línea. Las aglomeraciones se sucedieron en los andenes y el nerviosismo cundió entre los viajeros, lo que obligó a Metro de Madrid a cerrar todas las estaciones para evitar mayores desgracias.
Una ley de huelga
Y las reacciones de indignación y de rechazo por parte de los ciudadanos no tardaron en llegar. Las principales organizaciones de consumidores coincidieron en criticar duramente el incumplimiento de los servicios mínimos por parte de los trabajadores de Metro en la huelga convocada por los sindicatos. El secretario general de UCE-Madrid, Eustaquio Jiménez, consideró como "una barbaridad que en el año 2010 se incumpla la ley por parte de unos trabajadores que quieren ejercer su derecho perjudicando los de los usuarios". Por ello, anunció que va a pedir que se devuelva la parte proporcional del billete que corresponde al servicio no prestado de "un transporte público esencial que tiene que tener unos servicios mínimos básicos".
Por su parte, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) reclamó que el Gobierno central acometa "de una vez por todas" la aprobación de una Ley Orgánica que regule el derecho de huelga, que contemple debidamente la extensión de su ejercicio, así como sus eventuales límites en caso de colisión con otros derechos de los usuarios.
Lo peor es que las escenas de caos pueden repetirse hoy, ya que los representantes de los trabajadores decidieron ayer por la tarde continuar sin cumplir los servicios mínimos hasta las 10.30 horas de hoy, hora en la que está prevista la siguiente asamblea. Para evitar la situación de colapso que se vivió ayer en Madrid, el consejero de Transportes habilitó los búhos (autobuses que sólo circulan por la noche) para que apoyaran hoy el servicio y ultima un acuerdo con algunas compañías privadas de autobuses para aumentar el número de vehículos disponibles y cubrir los trayectos a partir de mañana si sigue la huelga. La situación fue tan crítica que tuvo que aceptar el ofrecimiento del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para utilizar los efectivos con el fin de restablecer el transporte. La Delegación de Gobierno anunció que la línea 8 (que comunica el centro de la capital con el aeropuerto de Barajas) abriría con apoyo policial. De hecho, una veintena de antidisturbios de la Policía Nacional se agrupó ayer en torno a los andenes de la estación de Nuevos Ministerios (cabecera de la línea 8), aunque la empresa no logró finalmente su objetivo, ya que no encontró conductores para realizar los desplazamientos.
El cierre del metro trasladó el caos a las carreteras, en las que produjeron atascos kilométricos desde primeras horas de la mañana. Pese a que el gobierno reforzó el servicio de Cercanías con treinta trenes adicionales y aumentó la flota de autobuses, nada pudo evitar que la hora punta de entrada a la ciudad se alargara hasta bien entrada la mañana y que llegar al puesto de trabajo se convirtiera en una odisea. Según las primeras estimaciones del Ayuntamiento de Madrid, el tráfico en la M-30 se incrementó un 24,4% y un 20% en el centro de la capital.
Las cifras
7.610 es el número de empleados de Metro de Madrid.1.980 son conductores, con un sueldo medio de 38.000 euros brutos al año.26.500 es el salario mínimo con el que entra a trabajar un conductor de Metro.50 empleados son liberados sindicales, de los que 33 pertenecen al Comité de Empresa.
Toxo y Méndez dicen al Gobierno que tome nota
Los secretarios generales de CC OO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, pidieron ayer al Ejecutivo que tomara nota sobre lo ocurrido ayer en Madrid, donde la huelga de los trabajadores del Metro colapsó la ciudad. "La enseñanza más directa es para las administraciones, porque hay que negociar y no es bueno imponer servicios mínimos, y menos si son abusivos. Es muy pertinente que se planteen esta reflexión de cara al 29 de septiembre", defendió Méndez al ser preguntado en rueda de prensa acerca de si el incumplimiento de los servicios mínimos en el Metro es la antesala de lo que puede ocurrir en la huelga general."Ante la vulneración de un acuerdo es comprensible el enfado de los trabajadores", apuntó Fernández Toxo, quien sostuvo "con plena seguridad" que los tribunales darían la razón a los trabajadores del Metro de Madrid en un eventual recurso contra los servicios mínimos establecidos. Ambos mandatarios se quejaron de la lentitud de la justicia, en referencia a un recurso sobre la huelga general de 2002, cuya sentencia se conoció nueve años después.
"Se abrirá expediente a los incumplidores"
El consejero de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, José Ignacio Echeverría, insistió ayer en que la Comunidad no negociará nada hasta que los sindicatos no cumplan los servicios mínimos fijados por el Gobierno regional. "Está muy bien que los representantes sindicales hayan convocado sus huelgas porque es totalmente legal y nadie lo critica, pero los servicios mínimos hay que cumplirlos", dijo.Echeverría aseguró que ha ordenado que se abra expediente a todos los trabajadores de Metro que incumplan los servicios mínimos ordenados por la Comunidad. "Se están abriendo expedientes informativos para ver las consecuencias que todo esto va a traer a más de un trabajador que se le ha engañado desde algún representante sindical y que no se le dijo que esta decisión que tomaba podría traerle hasta el despido", aseguró. "A todos los trabajadores que no respeten los mínimos, se les abrirá expediente y si se determina que no se han seguido sin justificación, puede ser considerado causa de despido procedente", recalcó.El consejero de Transportes calificó la huelga de "salvaje, totalmente insolidaria y política" y aseguró que los empleados de Metro "son unos trabajadores privilegiados de la Comunidad de Madrid que no quieren asumir los sacrificios que el Gobierno de la Comunidad ha aplicados a todos, sin establecer funcionarios de primera y de segunda, como ha comentado que han hecho otras administraciones".Varios ministros del Ejecutivo central también se pronunciaron ayer exigiendo que se cumplan los servicios mínimos. El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, recordó que el derecho de huelga está en relación con el de la movilidad de los ciudadanos. "Cuando se hace huelga y no se respetan los servicios mínimos se ha de ser consciente de que en ese momento se está dañando a ciudadanos", dijo Corbacho, quién precisó que si los sindicatos no están de acuerdo "siempre pueden recurrir a los tribunales para que dictaminen acerca de si son justos". En la misma línea, la ministra de Economía, Elena Salgado, expresó "su absoluto respeto" por la huelga de los trabajadores, si bien reclamó el mismo respeto para que se cumplan los servicios mínimos.