Tres días de adrenalina, diversión y pasión al estilo Harley Davidson
Unas 18.000 motocicletas invadieron Barcelona en la segunda concentración urbana mundial
Un olor a monte y a sal. Esa mezcla embriagadora de montaña y mar que bordea a Barcelona, recorrida sobre la rotundidad de una Harley Davidson. Tres horas de pura adrenalina por la costa del Garraf, por unos acantilados con sinuosas curvas que erizan la piel y aceleran los latidos del corazón. Son los Barcelona Harley Days. Unas 18.000 motocicletas del mundo invadieron el pasado fin de semana la capital catalana para celebrar la segunda edición de esta concentración urbana europea. La primera tuvo lugar en 2008.
Un millón de personas, aficionados o no, participaron del homenaje, celebrado en el recinto ferial de Montjuïc, a esta mítica leyenda nacida en Milwaukee (Estados Unidos) hace 107 años. ¿Por qué tanta pasión por las Harley? Su filosofía trangresora, liberal, y esa necesidad de recorrer el mundo y conocer gente es lo que embruja. "Es más que una moto, un estilo de vida. Significa vivir experiencias", dice emocionado Josep Grañó, director de la marca en España y Portugal.
Exposiciones, rutas guiadas por toda Barcelona, desfiles de moda, pruebas de motocicletas y espectáculos de motos customizadas (aquellas que se confeccionan con un toque personal) fueron algunos de los atractivos de la feria. Harley cuenta con más de un millón de propietarios en el mundo, 7.000 en España. La gama de modelos comienza con precios a partir de 7.800 euros, y termina con la CVO. Motocicletas éstas de serie limitada, hechas a mano, con 15 a 17 capas de pintura, "verdaderas obras de arte" para coleccionistas, que cuestan unos 42.000 euros.
La marca cuenta con un millón de propietarios en el mundo, 7.000 en España
El diseño y el sonido es lo que manda. Aunque cambie la tecnología y la seguridad de la Harley el producto sigue siendo igual en esencia. "Tiene que transmitirte algo", dice un motero. "Nuestra intención es disfrutar de los viajes, no correr como con las motos japonesas", opina otro aficionado. No hay que tener una moto para vivir la experiencia. Basta con llevar una camiseta, un pañuelo o una gorra. Pero los más adictos sostienen que es imprescindible la Harley y una mujer.