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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La estrecha línea entre lo posible y lo inevitable

Que estamos mal, ya no lo niega ni el Gobierno. Ahora bien, es probable que no estemos tan mal como se cree, de forma cada vez más generalizada, que estamos. En un reciente viaje al extranjero, cuando el camarero o el taxista descubren que eres español, te miran con cara de lástima y se compadecen, no se sabe muy bien si de ti o de ellos mismos por la escasa propina que anticipan que van a recibir.

La sensación es parecida a la de si alguien comentara que es de Sierra Leona. Realmente no tengo mucha idea de lo que allí sucede, pero lo que me transmite el subconsciente no es nada bueno. Cuando hablas con gestores de inversiones profesionales, que supuestamente deberían tener una idea más instruida de lo que hablan, no se puede decir, para nuestra desgracia, que tengan una sensación mucho mejor. Es bastante generalizada la idea de que una parte importante de nuestro sistema financiero está quebrado y de que la deuda soberana española va a incurrir en algún proceso de reestructuración o impago en un plazo no muy lejano. Para algunos tan pronto como el próximo julio coincidiendo con el vencimiento de un montante importante de deuda.

Yo, por mi parte, no le doy ninguna probabilidad a que no paguemos en julio y después del giro de 180 grados que hemos visto en la política económica del Ejecutivo y de las medidas adoptadas en Europa, le doy muy pocas a cualquier tipo de impago. Además pienso que, aun habiendo problemas en nuestro sistema financiero, su situación dista mucho de la burda generalización de que está en quiebra.

La debilidad de mi argumento, sin embargo, radica en que si bien la probabilidad de que un puente se caiga depende de si está bien o mal diseñado y no de lo que piensen los usuarios que lo cruzan, en los mercados de crédito la línea entre la percepción y la realidad es muy fina. Poco importan los fundamentales de la economía o la robustez del sistema financiero si los que te tienen que prestar dinero no se los creen. Es preciso tomar y ejecutar las medidas necesarias, pero igualmente es convencer al mercado y restaurar la confianza si no queremos que las percepciones se conviertan en realidad.

Joaquín Casasús. Director general Abante

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