La fuerza de las pymes
El empresario abulense pone punto final a las desavenencias con su nombramiento como presidente de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa.
Lo grande y lo pequeño son conceptos relativos. Por ejemplo, en un país como España donde la inmensa mayoría del tejido industrial está compuesto por pequeñas y medianas empresas, lo pequeño cobra gran relevancia. Ahora, Jesús Terciado, se ha puesto al frente de ellas al acceder a la presidencia de la organización que defiende sus intereses: Cepyme.
El triunfo de este empresario de 48 años, que ha admitido ser el candidato del presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Gerardo Díaz Ferrán, pone punto final a las diputas en el seno de los empresarios protagonizadas por su antecesor Jesús Bárcenas. El momento es crucial dado que, a pocos días de que el Gobierno haya aprobado la reforma laboral por decreto ley, las sensibilidades andan a flor de piel.
Pero a pesar de las confrontaciones entre hermanos mayores y pequeños, los empresarios tienen claro que lo primero es aplacar la crisis. El nuevo presidente de Cepyme sabe que las actuales dificultades amenazan seriamente la supervivencia de las pymes, y de los autónomos. En los últimos años han cerrado alrededor de 400.000. Una escalofriante cifra que cobra especial relevancia en España donde el 97% de las empresas son pymes y autónomos, lo que se traduce en el 80% del empleo, y aproximadamente el 70% del PIB. Una vez más lo pequeño es importante.
En Ávila, precisamente, ciudad en la que el nuevo presidente de la patronal nació y creció, en la que vive, y de la que se enorgullece, saben de pequeñas grandes cosas. Eso atestigua, al menos, una pequeña población de 57.000 habitantes, con pequeños comercios y pequeñas empresas, parapetada tras una descomunal muralla que sostiene impertérrita la mirada de once siglos.
"Siempre estará vinculado con su tierra, porque es su raíz y ha sido su punto de partida", asegura Avelino Fernández, secretario general técnico de la Confederación Abulense de Empresarios (Confae), de la que Terciado es presidente. Allí estudió ingeniería agrícola. Uno de sus amigos más próximos, el empresario abulense Daniel Collado, desvela por qué tal vez se decantó por esa rama: "es un apasionado del campo". Tras finalizar la carrera, montó una pequeña consultoría agrícola con otros socios que aún mantiene.
También es propietario de un negocio familiar que incluye dos gasolineras en Ávila, y es socio de una tercera. Un sector con el que demostró su compromiso al frente de la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio de Ávila, y de la Federación Abulense de Empresarios de Servicios.
En 2002, el siguiente pequeño paso de su gran trayectoria le llevó a la presidencia de Confae. Posteriormente, en 2006, pasó a presidir también la Confederación de Organizaciones Empresariales de Castilla y León (Cecale), que ha sido su trampolín a Cepyme. Y desde 2009, ocupa una vicepresidencia de CEOE.
Los que le conocen y han trabajado estrechamente con él dicen que es una persona dialogante y conciliadora. Cualidades que los empresarios valoran para estar al frente de una patronal. En el caso de Terciado se ha plasmado también en el ámbito de la administración, con el Ayuntamiento de Ávila y la Junta de Castilla y León, e igualmente con los líderes sindicales de la región, según Avelino Fernández de Confae.
"Políticamente hablando tiene amigos en todos lados", continúa Antolín Sanz su amigo y presidente provincial del Partido Popular de Ávila. Al igual que su padre, Terciado está afiliado al PP. Sin embargo, "en Cepyme no hay lugar para la política", remacha. "Sufrirá en esta nueva etapa porque es una persona que roza la timidez" termina Sanz. Sin embargo, no deja de ser una persona osada como revela una de sus grandes pasiones: la moto de trial.
Entre sus aficiones destacan también la música y la lectura. Y cuando su frenética actividad se lo permite, monta en bici y camina por el campo. "En muchas ocasiones se le ve por Ávila con sus botas y sus vaqueros", dice Sanz. Separado, todos sus amigos no dudan en afirmar con rotundidad que sin duda otra de sus grandes pasiones son sus tres hijos.
A pesar de ser deportista, tuvo un problema serio de salud en un viaje a Brasil por lo que decidió dejar de fumar y cuidarse un poco más. No obstante, es amante de la buena mesa y de los productos de la tierra. Tal vez por ello, o por su amor a la naturaleza, hace años fue uno de los grandes impulsores de la raza vacuna avileña negra ibérica, que hoy cuenta incluso con denominación de origen. La materia prima de un pequeño gran placer: el suculento y famoso chuletón de Ávila.