La crisis que cambió los hábitos de consumo de los españoles
La huella que la crisis ha dejado en el bolsillo ha provocado un cambio en las pautas diarias de consumo y de la forma en la que compramos; la marca blanca se ha colado en las neveras, ha surgido el "caza gangas" y los expertos afirman que pasada esta situación nada volverá a ser igual que antes.
Tradicionalmente, y hasta la llegada de la crisis, los consumidores realizaban cada mes una compra fuerte y semanalmente reponían los alimentos frescos; ahora "lo de llenar el carro se ve menos", dicen los expertos, que han detectado cómo los clientes prefieren visitar las tiendas casi a diario con el objetivo de gastar lo justo y llevar la nevera al día.
La marca blanca, por su parte, ha cobrado un protagonismo clave, y según un estudio de la consultora IRI en 82 de las 200 categorías que hay en hipermercados y supermercados representa más de la mitad de las ventas.
Ante esta situación sólo un distribuidor, Mercadona, ha dado un giro radical a su estrategia al apostar fuerte por este modelo, pese a dejar por el camino a muchas marcas de fabricante y clientes afines a éstas. La compañía que preside Juan Roig se ha sumado, así, al modelo de supermercado descuento al estilo de Lidl, Aldi o Dia.
Mercadona ha optado por una opción drástica al dejar de vender cerca de mil referencias de marcas privadas que ofrecía hasta la llegada de la crisis, como el resto de operadores de su segmento, con un único objetivo: potenciar fundamentalmente su marca blanca, "Hacendado".
Los clientes también han cambiado y ahora miran las ofertas de los catálogos "con lupa", reúnen y utilizan los cupones de descuento, y se abastecen de ofertas de dos productos por el precio de uno.
Las cadenas de distribución, por su lado, tampoco han querido desaprovechar la oportunidad de decir, a las claras y cuando la ocasión lo justificaba, que su oferta era más barata que la de su competidor. Es el caso de Carrefour, que en su tienda resalta específicamente qué productos están más baratos que en los establecimientos de otros competidores como Mercadona.
Precio psicológico de 1 euro
En cuanto a las industrias agroalimentarias, compañías como Campofrío y El Pozo, entre otras, saben que el principal objetivo de los consumidores apunta a estirar cada euro gastado y rebajar así el coste del carro de la compra, por lo que han explotado comercialmente el precio psicológico de 1 euro. En este sentido, han diseñado productos específicos a este precio y los han situado en localizaciones muy visuales dentro de los establecimientos.
Con una cifra de desempleo que supera los cuatro millones de parados, el gasto relativo a las comidas fuera del hogar también se ha visto afectado: se sale menos y quienes lo hacen han sustituido los establecimientos más caros por otros más económicos.
En esta situación -consultoras como DBK cifran en un 20% la caída del gasto de alimentación fuera del hogar-, algunos formatos de comida rápida, como las hamburgueserías, se han visto favorecidos y otros han tenido que plantear iniciativas "de días a precio bajo" o "menús de crisis".
Otro de los efectos de la reducción del consumo fuera del hogar, ha sido el incremento en la venta de alimentos como los aperitivos, entre ellos las palomitas, que según la consultora IRI se han beneficiado de que los consumidores hayan prescindido del cine a cambio de ver las películas en el hogar.
Los fumadores también han cambiado sus hábitos y han preferido liar sus propios pitillos si con ello rebajaban la factura de consumo de tabaco, sobre todo cuando el coste para un fumador de paquete diario asciende a 766,5 euros, al año, si es de marca barata, mientras que si utiliza picadura de liar la factura se rebaja a la mitad, 365 euros (sin contar papel y filtro).
Los cigarrillos de bajo coste, cuyo precio ha dejado de ser tan competitivo como cuando irrumpieron en el mercado y se podían adquirir por 1 euro (ahora están por encima de los 2,1 euros), han dejado paso al tabaco de liar (desde 1 euro), cuyas ventas se han incrementado al cierre de 2009 un 32%, tras haber tocado picos de crecimiento del 92 por ciento en febrero en Madrid.