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Tribuna
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El liderazgo existe

El Barça ha vuelto a ganar este año la Liga. En cualquier caso e independientemente del resultado final, Pep Guardiola ha desarrollado un ejercicio permanente de sentido común y coherencia. Aunque ya en 1951 Charles Gragg, profesor de Harvard, escribió un artículo titulado El sentido común no se puede enseñar, diría que sí que se puede, aunque no sé si se quiere aprender. De la dirección del equipo destacaría algunos aspectos de fácil extrapolación a la gestión empresarial: su cultura del esfuerzo ("Perdonaré que no se juegue bien pero no que no se esfuercen", Pep Guardiola dixit), una cultura a compartir como mecanismo para sobreponerse a coyunturas de crisis como la actual.

La innovación ha sido otra constante, modernizando el estilo de juego, gestionando los momentos previos de los encuentros con nuevos planteamientos como la videomotivación que utilizó antes de saltar al campo a jugar la final de la Champions en Roma. Un vídeo con imágenes, música y sólo tres frases. Un ejemplo de cómo integrar las emociones en la dirección. Liderar es hacer y sentir, es activar el motor emocional que guía el comportamiento de las personas de forma positiva. Algo tan evidente como frecuentemente omitido e ignorado por parte de top managers empresariales.

Hacer ilusionar al personal y a los clientes. Contagiar entusiasmo y ganas. Ir más allá. Nada es sobresaliente sin pasión por lo que se hace. Ilusión y pasión, dos aspectos demasiado olvidados en las empresas que no dejan disfrutar. "Salid y disfrutad" es lo que deberían decir muchos directores, porque el que no lo hace no va a satisfacer al cliente, porque no va a marcar la diferencia positiva.

La capacidad de este entrenador para atraer y fidelizar talento con un proyecto basado más en la cantera que en la cartera, con acentuada promoción interna desde La Masía, con un modelo y unos valores que se convierten en parte de la retribución más allá de un simple salario. A todo esto le suma una obsesión por la mejora, una gestión de la calidad del producto ofrecido buscando juego, espectáculo y resultado.

Lo importante es saber qué es importante. Pep ha demostrado saber dos cosas que paradójicamente muchas empresas olvidan aunque sea esporádicamente: una, la orientación al cliente: "Jugamos para la gente"; y la otra, la gestión de la eficacia dirigida al resultado, la ambición de logro, las ganas de éxito. ¿El secreto del éxito? Muchas veces no tiene secretos, lo cual no quiere decir que sea fácil llevarlo a cabo.

Martín Vivancos. Profesor de Marketing de EADA

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