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Columna
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Ningún sitio para esconderse

Los reguladores de EE UU están lanzando derechazos. Art Smaberg y Pequot Capital Management, el hedge fund que fundó, están pagando ahora 28 millones de dólares para resolver las acusaciones de abuso de información privilegiada con las acciones de Microsoft en 2001. Un recordatorio de que los organismos de control observan incluso a los inversores de élite.

Pequot fue una vez un gigante de 15.000 millones en el mundo de los hedge fund, y Samberg un hombre muy respetado en la industria. Su nombre se vio envuelto en la polémica sobre una investigación de la SEC que se cerró en 2006 sin cargos.

El tamaño del hedge fund, y sus amigos le ayudaron a conseguir un estatus que en la industria no disfruta; por ejemplo, Raj Rajaratnam, el fundador de Galleon Group, tema de otra investigación sobre abuso de información privilegiada. En la resolución, Samberg, de 69 años, no ha admitido ni negado los cargos. Pero sus pagos y el acuerdo de Samberg de ser excluido de cualquier asociación con asesores de inversión supone un cuento con moraleja para la realeza de los hedge fund.

Parece que ahora los hedge fund están mejor equipados para detectar métodos poco fiables de recopilación de información y que están menos inclinados a tolerarlo. Pero los responsables tienen aún un duro trabajo por delante, sobre todo después de su gran error con Bernie Madoff.

El caso Pequot fue también por un poco de suerte. Sólo los trámites del divorcio del supuestamente informante desenterraron la evidencia que la SEC buscaba. Pero incluso así, si algunos jefes de altos vuelos de hedge fund continúan bajo la ilusión de que nadie invadirá su aire enrarecido, la resolución Pequot debería ponerles los pies en la tierra.

Por Richard Beales

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