La tormentosa relación de las cajas con la Bolsa
La mayoría de las cajas de ahorros no ha querido saber nada de la Bolsa para obtener financiación. Salvo una única excepción, la de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), no han emitido cuotas participativas. Y sólo La Caixa se ha atrevido a sacar al parqué una parte de Criteria, su cartera de empresas participadas.
Otra cuestión es que su presencia en cotizadas sea elevada, gracias a las compras que, en varios casos, se remontan a décadas atrás. "En algunas ocasiones, compraron con el objetivo de apoyar a las empresas de sus áreas de influencia. En otras, invirtieron sin ningún tipo de criterio económico, con el único objetivo de servir a los intereses políticos de turno", explica un experto en el sector financiero.
Al principio de la crisis, la cartera de participadas sirvió como una vía rápida para obtener liquidez. Por ejemplo, Caja Madrid vendió su participación en Endesa; la CAM, las que tenía en Enagás y Fenosa, y Caixa Galicia, la de Ence. El problema está en que muchas inversiones registran minusvalías latentes y vender ahora les generaría cuantiosas pérdidas. Para muestra, un botón: la entidad que preside Rodrigo Rato compró, en tiempos de Blesa, el 10,5% de Sos a 9,25 euros por acción. El grupo de alimentación cotiza ahora a menos de 1,8 euros.
Sólo la CAM ha emitido cuotas, un instrumento regulado desde inicios de 2004
Las cuotas participativas, figurada esbozada en la legislación desde finales de los 80 y reguladas de forma detallada desde inicios de 2004, han sido un claro fracaso. Caja Madrid, Caixa Galicia, Caja Murcia o Caixanova sonaron como posibles emisoras, pero sólo la CAM se ha tirado a la piscina.
Las cuotas participativas de la caja alicantina debutaron a mediados de julio de 2008 y suben un 1,9% desde el precio de colocación. Las vendió entre sus propios clientes y entre las gestoras de fondos de otras cajas de ahorros. Su liquidez escasea, pues sólo hay 50 millones de títulos (equivalentes al 7,5% del capital), y la gestora de la CAM ha intermediado el 89,8% de las acciones que se han movido en la Bolsa en lo que va de 2010, según Bloomberg. De ahí, la estabilidad de su cotización, que no se inmuta sea cual sea el entorno de mercado.
Un portavoz de la entidad ha confirmado que la fusión fría que ha diseñado junto a Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura no tendrá ninguna consecuencia sobre las cuotas ya emitidas.
Pero, en general, ¿servirán para algo las cuotas en el actual momento de reestructuración del sector? Antes tendrían que conferir derechos políticos, pues hasta ahora sólo otorgan derechos económicos. Como publicó ayer este periódico, las cajas han propuesto al Gobierno poder llegar a emitir cuotas con derechos políticos por hasta el 40% de sus fondos propios. "Lo malo es que, obviamente, en este momento el mercado no está para colocaciones en Bolsa", advierte Juan José Fernández-Figares, de Link Securities.
Un futuro más complejo
Los expertos prevén que la nueva regulación internacional sobre recursos propios (Basilea III) sea más exigente en cuanto las necesidades de capital. "Y, especialmente, en las cajas, por su tipo de negocio", señala Julio Álvaro Esteban, socio del sector financiero de KPMG. Este experto considera que las cuotas participativas pueden ser de gran utilidad en este proceso (computan como capital básico), aunque haya que reformularlas para que sus titulares tengan derechos políticos.
El socio de KPMG explica que la reforma de la ley de cajas, que podría estar lista a partir de septiembre, sería el mejor momento para adaptar a los nuevos tiempos las características de las cuotas participativas.