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Columna
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Anguilas eléctricas

Al Prius de Toyota se le conoce en ocasiones como el "Pious" (piadoso, en inglés). El pionero, pero a la vez serio, coche eléctrico podría recibir una inyección de glamour por parte de Tesla Motors, y viceversa, desde un punto de vista práctico. La combinación de las compañías en el vehículo eléctrico debería dar sus frutos en el futuro. Pero con la maltratada reputación de Toyota en EE UU y la OPV de Tesla necesitada de un impulso, la asociación aumenta las actuales preocupaciones.

Además de asociarse con la imagen innovadora de Tesla, Toyota sacará brillo a su reputación en California gracias a la reapertura de la fábrica de coches antiguos Nummi, cerrada hace apenas unas semanas. Tesla ha comprado parte del lugar y fabricará nuevos modelos allí, que incluyen el sedán modelo S, en 2012. La planta Nummi era una joint venture a largo plazo entre Toyota y General Motors.

Tesla, por su parte, presentó una salida a Bolsa a principios de este año. La compañía perdió 56 millones de dólares en 2009; podría enfrentarse a un paréntesis entre la producción del descapotable y el lanzamiento del modelo S más asequible, y podría necesitar gastar varios cientos de millones de dólares para equiparse con lo necesario para Nummi. Una asociación con el gigante Toyota -y una promesa de inversión de 50 millones- añade una dosis de necesaria credibilidad. Tesla ya ha logrado mucho. Pero para tener éxito en convertir rentables a nivel de fabricación sus innovadoras ideas, necesita pensar en Motown, o en este caso en la Ciudad de Toyota, así como en Sillicon Valley.

General Motors no aprendió lo suficiente de su joint venture de 25 años con Toyota hasta que fue demasiado tarde para salvar la compañía de la bancarrota. Ahora, a menor escala, es el turno de Tesla. La esperanza para ambas firmas es que la asociación avance de forma exitosa desde las simples apariencias de hoy hasta los beneficios reales de mañana.

George Hay

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