Los malos de una buena película
Inter contra Bayern. Mourinho contra Van Gaal. Una sobredosis de antipatía eficaz sobre el césped del Bernabéu con el título más apreciado en juego. El portugués ofrece una estampa de cama deshecha y parece cómodo en ese papel de borde perpetuo al filo de la mala educación. Un papel, por cierto, que exagera cuanto más se acerca a Barcelona. Pero gana. En Portugal, en Reino Unido, en Italia, y el Madrid espera que en España. Cruzando el autobús o poniendo tres delanteros.
Van Gaal ganó dos Ligas y una Copa con el Barça sin llegar a conectar con la grada del coliseo barcelonista.
Su imagen para la afición española fue la de aquel famoso guiñol con cabeza de ladrillo que repetía el "tú siempre negatifo". Fue al cuerpo a cuerpo con la prensa y acabó en la lona pese a sus buenos registros. Pero antes y después de aquello ganó y sigue haciéndolo.
No se dejen engañar por sus rostros airados. Mourinho y Van Gaal son dos líderes, dos buenos gestores de vestuario que han llegado hasta aquí sin contar con las mejores plantillas.
"Cuando Mourinho entra en el vestuario, nadie habla", recordaba Robben, que tuvo al portugués como técnico en el Chelsea, esta misma semana. Y venden bien la final del Bernabéu con esa polémica sobre quién aprendió de quién, sobre quién es más defensivo o sobre a quién han ayudado más los árbitros. No busquen, pues, simpatía, fair play o estética la noche del sábado Quédense con la pasión y se darán por satisfechos.
Luis Nieto. Director de As.com