El 'favor' de Grecia y las dudas de la Bolsa
En las últimas semanas los buenos datos macroeconómicos y los excelentes resultados empresariales han pasado a un segundo plano. El comportamiento de los mercados ha venido determinado por las dudas surgidas sobre la capacidad de ciertos países europeos para pagar sus deudas, y sobre todo, por la solución política del problema.
Cuando la pelota está en el tejado de la política, la incertidumbre se dispara y los mercados tiemblan, especialmente en Europa, donde para poner de acuerdo a tantos gobiernos hace falta, no que le vean las orejas al lobo, sino que le toquen la campanilla.
Eso, sin embargo, debió ser lo que pasó hace dos fines de semana cuando Europa nos sorprendió con un cortafuegos lo suficientemente grande para contener, por lo menos durante algún tiempo, las llamas que meses atrás se habían iniciado en Grecia, y cuando los políticos más promiscuos con el gasto público giraron 180 grados y volvieron a casa con un discurso que haría parecer a Leónidas, el rey de Esparta, un derrochador.
Estamos mucho mejor que antes y quizá Grecia nos haya hecho el favor de adelantar un problema que hoy, aunque dolorosa, tiene solución. Si me dicen hace unas semanas que se iba a producir en tan poco tiempo un giro tan brusco con respecto a la contención del gasto público y que Europa iba a ser capaz de levantar un muro de contención del tamaño del que hemos conocido, no lo hubiera creído.
Sin embargo, las Bolsas, después de la euforia inicial, fruto de la sorpresa y del mayor cierre de cortos de la historia, se han ido desinflando. ¿Por qué esta reacción? Puede ser que los inversores se hayan percatado, ahora que han puesto la lupa sobre el problema, de que estábamos peor que lo que creíamos; o que surjan dudas sobre la capacidad para ejecutar el ajuste; o que la Bolsa al ser el mercado más líquido, esté pagando el pato de la incertidumbre generalizada, a pesar de que las empresas están obteniendo buenos resultados y están baratas, y por tanto supongan una buena oportunidad para el que tenga el lujo de mirar esto con cierta perspectiva. Yo creo que hay un poco de las tres.
Joaquín Casasús. Director general de Abante