No es el mejor momento para intervenir otra caja de ahorros
No es el mejor momento para intervenir otra caja de ahorros. Nunca lo es, pero ahora menos. Todos los ojos internacionales están pendientes de España, de su evolución económica y de su sistema financiero, y sobre todo de sus cajas de ahorros, ese híbrido bancario que fuera de nuestro país nadie entiende, y que tanto analiza Bruselas.
Es cierto que Cajasur apenas representa un 0,6% del sistema financiero español, prácticamente nada. No hay riesgo sistémico, como tampoco lo hubo hace un año cuando se intervino otra caja, la primera de la historia, Caja Castilla La Mancha (CCM).
El problema es que no es el momento, como tampoco lo han sido las formas. No es lógico que tras más de un año negociando con Unicaja, Cajasur, gobernada por la Iglesia, haya preferido su intervención a su fusión. Es como elegir el camino más traumático sin que su cúpula haya examinado los pros y los contras para la plantilla de la entidad, para el sector financiero y sobre todo para el país.
En este caso, y al contrario de lo que pasó en CCM, el Banco de España ha actuado con diligencia. Puso de fecha el 21 de mayo y así lo hizo. Si no había fusión habría intervención. Y dicho y hecho. Era sábado de madrugada, pero en esta ocasión no se le podría criticar.
Ahora quedan las secuelas de una caja gobernada por la Iglesia, a la que el PP decidió hace un lustro y medio otorgarle unos privilegios en la ley financiera, que ahora puede que criticase. En este negativo episodio de nuestro sistema financiero hay otra entidad que también ha sufrido las consecuencias de la negativo del clero a fusionarse, Unicaja. Es la segunda vez que intenta hacerse con una caja a punto de ser intervenida, la primera vez fue hace un año con CCM. Ahora ha sido con Cajasur. Será posible que una entidad sana, con uno de los presidentes más veteranos del sector vuelva a quedarse en las puertas del altar con los invitados ya en la mesa. Puede que la experiencia se extienda y en los últimos días de la reestructuración financiera, que el Gobierno espera finalizar el 15 de junio, los más sanos decidan alejarse por completo de los que no han sabido gestionar la crisis.
Ahora toca resolver la reestructuración de Caja Mediterráneo (CAM). No es lo mismo, ya que Cajasur es insolvente, pero CAM necesita casarse ya, y si se asusta su pareja, BBK, puede producirse una situación en cadena. No hay que olvidar que BBK ya ofertó por CCM, aunque al final fue Cajastur quien se quedó con la entidad castellano manchega. Pese a todo, BBK puede ser aún socia de Cajastur y llevarse su parte de CCM.