Un gestor en el camino
El presidente de la Xunta orquesta un difícil acuerdo para fusionar las dos cajas de ahorros gallegas en la cuarta por activos de España
Alberto Núñez Feijóo apuró los últimos compases de una partitura a tres voces: el acuerdo marco de fusión de las cajas gallegas Caixanova y Caixa Galicia. El presidente de la Xunta y los presidentes de ambas entidades, Julio Fernández Gayoso y José Luis Méndez, respectivamente, llegaron a un acuerdo esta semana para crear la cuarta entidad de ahorro española por activos.
"La fusión es para unir más a los gallegos", señaló Feijóo tras la firma. Y es que la criatura es 100% gallega. Su padre, Caixa Galicia, es coruñés, y su madre, Caixanova, viguesa. De la unión de ambas cajas surgirá una nueva "equilibrada y paritaria", según el presidente, tanto en órganos de gobierno como en sedes. La nueva entidad tendrá una representación al 50% de miembros de las cajas de origen y estará a caballo entre las dos ciudades. Su sede social y el domicilio fiscal se situará en La Coruña, y la sede institucional y la dirección efectiva de negocio, en Vigo.
Presentado el acuerdo, se ha lanzado a recorrer el Camino de Santiago y visitar al Santo. Feijóo acompañaba el jueves a los Príncipes de Asturias en la última etapa del Camino Francés; 12,3 kilómetros y poco más de dos horas, los que separan Lavacolla de la Plaza del Obradoiro, para ganarse la indulgencia plenaria del Jubileo. Su idea es hacer tramos de los 10 Caminos. Y ya es el tercero, tras el recorrido por la Sierra de Madrid con sus compañeros de partido, la presidenta madrileña Esperanza Aguirre y el presidente castellanoleonés, Juan Vicente Herrera, y un tramo del Camino Francés que va desde la localidad lucense de Lamas hasta Triacastela, con el que celebró el primer aniversario de su llegada al palacio de Raxoi. Su objetivo, siempre el mismo, que Galicia sea un ejemplo de un pueblo que "recorre un camino de bienestar y de libertad".
Feijóo nació en el seno de una familia humilde en una pequeña aldea de Orense donde creció soñando con convertirse en juez
Feijóo nació en el seno de una familia humilde el 10 de septiembre de 1961 en Os Peares, una pequeña aldea de Orense, donde creció soñando con convertirse en juez algún día. Pero cuando Feijóo se hizo adulto se dio de bruces con la realidad. Su padre se quedó en paro, y con una hermana seis años más pequeña, se vio obligado a replantearse la nueva situación. Finalmente, se decidió por estudiar una oposición. En 1984, recién licenciado en Derecho, dedicó dos meses para preparar unas oposiciones a la Xunta, en la que ingresó como número dos de su promoción.
Algunas personas familiarizadas con Feijóo aseguran que no es un político común. Comenzó como un buen gestor de la Administración sin una clara ideología política. El propio Feijóo se ha jactado en alguna ocasión de haber votado al PSOE de Felipe González en 1982, y de empezar a interesarse por el oficio viendo por la tele programas de tertulias políticas como La Clave.
En 1991 se topó con otro camino, el del que se convertiría después en uno de los artífices de que su balanza profesional cayera del lado de la política: el antiguo consejero y ministro del Partido Popular, José Manuel Romay Beccaría.
Romay no tenía ni idea de que en el mundo existía un joven de 29 años llamado Alberto. Pero el entonces consejero, tras una pequeña encuesta entre el personal, acabó fichando a Feijóo. Poco después, le nombraba secretario general del Servicio Gallego de Salud. Cuando José María Aznar nombró a su vez a Romay ministro de Sanidad, Feijóo, con sólo 35 primaveras, pasaba a ser presidente del sistema sanitario nacional.
El siguiente tramo de su camino -tan sólo un par de años antes de decidirse finalmente a afiliarse al Partido Popular en 2002- fue su nombramiento como director de la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos. En esa época conoció a su novia, la periodista madrileña Carmen Gámir -a la que le gusta que todo el mundo le llame Chinny porque nació en Filipinas-. Se conocieron cuando ella le entrevistaba para el periódico La Región de Orense. Los dos, de carácter tímido, entablaron desde una entonces una relación muy discreta, que no ha desembocado en matrimonio y que ha conseguido despertar algún que otro recelo en el ala más conservadora del partido. En una ocasión, Fraga llegó a afirmar que su único defecto era estar soltero.
A pesar de no ser un animal político al uso y de su carácter reservado, Feijóo sabe manejar las distancias con la prensa. A diferencia de sus dos predecesores en el cargo, mantiene un trato cercano con los medios, aunque al mismo tiempo, consigue mantener aparte su vida privada. Los que le conocen en este ámbito, señalan que es un hombre que por lo demás encaja las críticas con deportividad.
Feijóo también se ha revelado como un político hábil. En 2005, la salida de Fraga de la Xunta propició un cambio político en Galicia. Por primera vez, la izquierda desplazaba al PP de uno de sus feudos. En las siguientes elecciones de 2009, sin embargo, se presentó ante el electorado como un político sin pasado, como la regeneración democrática dentro del partido, y enarbolando la austeridad en tiempos de crisis.
Una campaña marcada por la polémica desde el principio. Feijóo utilizó como símbolo de derroche un Audi 8 que Touriño -su predecesor del PSOE- acababa de comprar, y unas sillas de 2.200 euros -que Feijóo nunca llegó a ver en la Xunta-. Un certero movimiento político que le aportó la confianza de los gallegos.
A Alberto Núñez Feijóo le gusta recorrer y descubrir nuevos caminos como se desprende de su afición a conducir y viajar, a pesar de que sus obligaciones políticas no se lo permiten tanto como quisiera. Tal vez, la creación de una gran caja gallega suponga más combustible para emprender nuevas rutas.