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El euroescepticismo se impone en Londres

La última esperanza de Bruselas para contener los instintos euroescépticos de David Cameron era que los Liberales de Nick Clegg obtuvieran un abultado resultado. No fue así. Y el antiguo eurofuncionario y eurodiputado ha cerrado un acuerdo de coalición con los Conservadores que mantiene casi intacta la agenda hostil del nuevo primer ministro británico hacia la UE.

El acuerdo de Gobierno relega las relaciones con Europea hasta el punto numero 9 de 11. Y los dos partidos dejan claro que "no habrá nuevas transferencias de soberanía o poder" durante la legislatura que comienza. Es decir, cinco años, si la coalición aguanta. Cinco años que coincidirán con la previsible ofensiva de la UE para intentar avanzar en la siempre postergada coordinación fiscal.

Clegg ha aceptado también la llave del referéndum como paso previo a cualquier reforma ambiciosa de la UE. Un chantaje que, como se ha comprobado repetidamente en Irlanda, somete los avances de todo el club al albur de la opinión públlica de un solo país.

El nuevo Gobierno se propone estudiar, además, una Ley de Soberanía del Reino Unido que, según el programa de los tories, pretende emular la sentencia del año pasado del Tribunal Constitucional alemán que fijó estrictas condiciones para futuras cesiones de soberanía por parte de Berlín.

Por último, la coalición reitera el rechazo al ingreso en el euro y advierte que Reino Unido no participará en la Fiscalía europea si llega a crearse.

Las concesiones de Cameron a su euroentusiasta aliado se limitan a no pedir la suspensión completa de la aplicación de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE en su país (algo relativamente simbólico) y a no plantear la batalla por excluir a la isla de la incipiente política social y laboral comunitaria. En Justicia e Interior, estudiarán caso por caso, para decidir si aceptan que se utilice la llamada "pasarela" que permite suprimir el derecho de veto nacional.

Aún así, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, confió ayer en mantener unas estrechas relaciones con Cameron. Y recordó que cuando Gordon Brown llegó a Downing Street también se alertó sobre un empeoramiento de relaciones entre Bruselas y Londres, y luego, según Barroso, no fue así.

Veremos. De momento, las dos carteras más importantes para las relacines con la UE, Exteriores y Economía, han ido a parar a dos euroescépticos furibudos como William Hague y George Osborne.

Foto (con móvil): Pasarela en los Kew Gardens (B. dM., 12-4-09).

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