No asusta lo suficiente
Nos falló esta vez, pero dadnos más poder y no volverá a pasar de nuevo: eso es lo que parece que la Comisión Europea está diciendo a los miembros de la eurozona en la propuesta de reforma para ayudar a contener crisis futuras. Algunas de las ideas no son originales. Aunque las autoridades de la UE todavía deben demostrar por qué deberían tener más competencias, cuando en los últimos años han hecho un mal uso de las que supuestamente tienen.
La Comisión tiene razón al querer poner más énfasis en la deuda pública, que actualmente alcanza un 88% del PIB de la eurozona, cuando en teoría el límite fijado en el pacto de estabilidad es del 60%. Merece la pena valorar las sanciones que está considerando para los infractores reincidentes. Pero la propuesta más problemática -el control avanzado de los presupuestos nacionales- se hará probablemente con una feroz oposición de los países más grandes. Alemania, por ejemplo, ha sido clara en su oposición, mientras que no se espera que Francia muestre mucho más entusiasmo.
Aunque no llega a dar poderes fiscales a la Comisión, la propuesta le daría un rol político difícil de desarrollar por su falta de legitimidad.
La Comisión dice trabajar en lo que llama "un mecanismo de resolución de crisis", que sugiere que quiere hacer permanente la posibilidad de ayudar a un miembro que esté cerca del abismo. Pero ese no es el mensaje adecuado en este momento. Al menos la Comisión debería estudiar a fondo la opción más radical: permitir que un país quiebre, si todo lo demás falla. La Comisión puede no querer asustar a los mercados con esa idea, pero debería meter miedo a los que se dedican a alimentar el déficit.
Pierre Briançon
Los planes de reducción del déficit se basan en proyeccio-nes optimis-tas que tendrán que ser revisadas