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Yorgos Papandreu

Un americano en Atenas

La tarea titánica de reflotar la economía griega parece inabarcable. Al timón de un barco que amenaza con naufragar está un presidente en medio de la tempestad.

Un americano en Atenas
Un americano en Atenas

La crisis cobró dimensión de tragedia esta semana con la muerte de tres personas en el quinto día de protestas por las duras medidas de austeridad acordadas por Grecia, el Eurogrupo y el FMI. Un acto que Yorgos Papandreu (St. Paul, Minessotta, EE UU, 1952), en una contundente declaración no dudó en calificar de "asesinato". El presidente de suaves modales diplomáticos y lejos de la vehemencia de muchos de sus compatriotas, se afana por embridar un país desbocado: Grecia.

El Parlamento aprobó el jueves el plan de ajuste económico. Un estricto programa que condiciona la llegada a Atenas de un maná en forma de 110.000 millones de euros de ayuda. La única alternativa para evitar la bancarrota, según explicó el ministro griego de Finanzas, Yorgos Papaconstantinou. El plan contempla un titánico recorte del déficit, situado en un alarmante 13,6%, hasta un 3% para 2014. Para alcanzar ese porcentaje de ciencia ficción, Papandreu se ha visto obligado a aprobar una serie de medidas impopulares que han hecho rugir la calle.

"El temor se palpa en el ambiente", señala la enviada especial del diario El País desde Atenas. Irene Martín, profesora de ciencias políticas de la Universidad Autónoma de Madrid y experta en cultura política griega, matiza, no obstante, que "esa tendencia griega a salir a la calle y manifestarse de una forma agresiva" no se traduce en lo que opina la sociedad en su conjunto. "Los griegos tienen miedo, pero son perfectamente conscientes de que hay que hacer algo", explica. "Y confían más en Papandreu de lo que jamás lo hubieran hecho en Kostas Karamanlis -anterior presidente con el partido de derecha moderada, Nueva Democracia", afirma.

Pero no siempre fue así. La llegada a la presidencia del "americano" -como le apodan sus compatriotas en relación a su doble nacionalidad estadounidense- parecía no llegar nunca. En Grecia se pensaba que era "un griego descafeinado", un hombre que hasta las últimas elecciones -celebradas en octubre de 2009- no parecía encajar como candidato. Los helenos, a caballo entre oriente y occidente, tienen un fuerte sentido nacionalista, explica Martín. Papandreu, que vivió y se educó durante muchos años en el extranjero y que habla griego con un leve acento inglés, no acababa de calar entre el electorado. Tras seis años en la oposición, el caos económico le abrió finalmente las puertas de la presidencia para cargar a sus espaldas con el enorme peso de una nación al borde del colapso.

La historia de Papandreu está íntimamente relacionada con la política griega. No en vano, su abuelo y su padre también fueron primeros ministros. Yorgos Papandreu, el abuelo, fundó el Partido Socialista Democrático. Andreas, el padre, se exilió durante el golpe de Estado de los coroneles en 1968. En esta etapa, Andreas conoció a una estadounidense, Margarita, con la que contraería matrimonio en segundas nupcias. Margarita Papandreu, una activista feminista, contribuyó a numerosas reformas en Grecia como la legalización del aborto, el matrimonio civil, el divorcio de mutuo acuerdo, o que las mujeres pudieran mantener su apellido después de casadas. Su madre marcó el carácter de Yorgos con quien ha mantenido una relación muy estrecha. De hecho, en 1989 se mantuvo junto a ella, cuando su padre, a la sazón primer ministro, se divorció para casarse con Dimitra Liani, una atractiva azafata mucho más joven. El escándalo y diversos casos de corrupción como el llamado Koskotas por presunta financiación irregular del Pasok parecían marcar su decadencia política. Pero en 1992 y con 74 años de edad, fue absuelto de todos los cargos y repitió como primer ministro con una holgada mayoría.

Pero volviendo al actual mandatario, éste preparó su impresionante currículum académico en el extranjero: licenciado en sociología por la Universidad de Massachusetts, completó su formación en la de Estocolmo -donde aprendió un fluido sueco- y en las prestigiosas London School of Economics y Hardvard.

Su carácter políglota y cosmopolita explica en parte que Papandreu sea un político completamente diferente de la línea populista y autoritaria de su padre, explica Martín. A pesar de no contar con la aprobación del núcleo duro de su padre, Papandreu se alineó con la línea reformista del Pasok de Kostas Sinitis en 1996. Como su ministro de Asuntos Exteriores, Papandreu se gestó una reputación de pacificador en el histórico conflicto entre Grecia y Turquía por Chipre.

Cuando sus ocupaciones se lo permiten, Yorgos Papandreu hace ejercicio montando en bici. En una ocasión, sufrió un accidente en el que se rompió algunos huesos. Algo que no le ha impedido volver a subirse a la bici. Tal vez Grecia también lo consiga.

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